El huracán Katrina, una de las tormentas más grandes y más fuertes de los últimos años, rugió en la costa ayer, causando una devastación masiva en Nueva Orleans y áreas circundantes de Luisiana, Alabama y Mississippi.
Imagen satélite del huracán Katrina a su paso por la costa sur de Estados Unidos.
Un
estudio publicado en el diario Nature, destaca que el poder
acumulado de huracanes se ha más que duplicado en los últimos 30
años. Kerry Emanuel, climatólogo en el Instituto de Tecnología de
Massachusetts (MIT) y autor de un estudio sobre la cuestión
escribe, "Mis resultados sugieren que el cambio climático pueda
influir en el ciclón tropical, en una tendencia ascendente, en un
aumento de su potencial destructivo y - teniendo en cuenta una
población costera creciente - de pérdidas relacionadas con el
huracán en el siglo veintiuno."
Los meteorólogos han llamado Katrina a una de las tormentas más
poderosas que se han registrado en esta zona en los últimos
tiempos. Nueva Orleans, asentada 3 metros bajo el nivel del mar,
experimentó el daño más significativo, con una oleada tormentosa de
6 metros que inundó la ciudad y ha sumergido hasta el 80 por ciento
de los edificios y casas.
Pero el peligro para Nueva Orleans y áreas circundantes no ha
terminado ahora que la tormenta ha pasado. Después de la gran
tormenta, las plantas químicas en esta parte del país, conocido
como "Callejón del Cáncer," también se han desbordado, liberando
grandes cantidades de venenos tóxicos en los canales de la región y
afectando a casas inundadas y abastecimientos de agua. El agua
permanente, de hasta 6 metros en algunas áreas, expuso a las casas
a toxinas como cloro, benceno y ácido hidroclórico.
"Hablamos de un desastre ambiental increíble," dice Ivor Van
Heerden, director político del Centro de Huracán de la
Universidad del Estado de Luisiana.
Los expertos han advertido sobre el potencial riesgo tormentoso
sobre Nueva Orleans durante años, una situación empeorada por la
pérdida de más de un millón de acres de los pantanos de la región
en décadas recientes, que por otra parte habrían servido como una
barrera contra la oleada tormentosa. Los pantanos, que fueron
alimentados por las inundaciones y el légamo del Río de
Mississippi, han sido desecados por el sistema de dique en Nueva
Orleans.
"Hemos privado de alimento literalmente nuestros pantanos hasta
su muerte" dirigiendo todo aquel légamo precioso en el Golfo de
México, dijo Van Heerden. El sistema de dique de Nueva Orlean, que
normalmente protege la ciudad de las aguas del Río de Mississippi y
Lago Pontchartrain sólo empeorará ahora el impacto de la tormenta,
guardando aguas de inundación dentro de la ciudad, que no podrá ser
evacuada en ninguna parte. El resultado será un lago de productos
químicos tóxicos, de gas y escombros. "De este modo, nos
encontramos ante una especie de tazón lleno del agua muy
contaminada con un aire también contaminado fluyendo alrededor y
muy pocos sitios seguros donde ir", según Van Heerden.
Para saber más:
Campaña
contra productos químicos tóxicos y las alternativas
existentes.
Impactos
del cambio climático