La presidencia española de la UE ha fijado como una
de sus prioridades la recuperación económica y la
creación de empleo. Su programa oficial, Innovando
Europa, tiene como objetivo central para los seis
meses de mandato consensuar una nueva estrategia
en el seno de la UE para el crecimiento y el empleo:
Europa 2020. El Gobierno español indica igualmente
su intención de convertir a la UE en un actor global
más influyente y de fortalecer la participación
ciudadana en las políticas Unión.
Ha renunciado a aumentar su grado de ambición en cuanto a reducción de emisiones presentando ante la ONU los mismos compromisos que ya se revelaron como insuficientes en Copenhague: sólo el 20% unilateral con la posibilidad, fuertemente condicionada, de alcanzar el 30% en caso de "esfuerzo internacional comparable".
Greenpeace considera totalmente irresponsable que la UE ofrezca un compromiso de reducción de emisiones que representa tan solo la mitad del que recomiendan los científicos y considera incomprensible la falta de visión, tanto ambiental como económica, del viejo continente que, teniendo la posibilidad tecnológica de alcanzar los objetivos recomendados por la ciencia para salvar el clima y reactivar la economía, sigue sin estar decidida a asumir el reto.
"La UE parece un disco rayado, repitiendo el mismo discurso desde hace un año y persistiendo en una estrategia reactiva que se demostró como totalmente ineficaz en Copenhague", ha declarado Aida Vila, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace. "La única forma de que la UE muestre madurez en materia climática y ejerza el liderazgo que el mundo necesita es adoptando un compromiso unilateral del 30% de reducción de emisiones como revulsivo para que los países industrializados, en su conjunto, alcancen el 40% necesario para salvar el clima".
La organización ecologista critica que en plena crisis climática, la Presidencia Española de la UE, representada por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, defendiera ayer en el Parlamento Europeo la extensión de las ayudas europeas al carbón hasta 2018 y esté a punto de aprobar un Real Decreto de apoyo al carbón, que está siendo estudiado por la Comisión Europea porque existen dudas acerca de su legalidad.
Greenpeace considera que estos posicionamientos se oponen frontalmente a los objetivos de sostenibilidad que se había marcado la presidencia española y a los compromisos internacionales que es necesario alcanzar en la lucha contra el cambio climático: "La esquizofrenia con la que actúa el Gobierno español en materia de energía contribuye a ralentizar la salida de la crisis económica, negándole a España los empleos verdes que necesitamos para relanzar la economía y es especialmente grave en este momento, en el que España ocupa la presidencia europea, porque puede costarnos el clima" ha concluido Vila.
El objetivo del Acuerdo de Copenhague es "mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC" para evitar los impactos más catastróficos del cambio climático y, según datos científicos, para quedar por debajo de este límite es necesario que los países industrializados se comprometan a una reducción de emisiones del 40% para 2020 y los países en desarrollo se desvíen de su ritmo de crecimiento de emisiones entre un 15 y un 30% para la misma fecha.
Según Greenpeace, actitudes como la de la UE alejan al mundo de estos objetivos y contribuyen a que la suma de los objetivos de reducción que los países deben presentar antes del 31 de enero pueda colocar al mundo en un escenario de calentamiento global superior a los 3ºC. Por eso, la organización ecologista hace un llamamiento a los líderes europeos que van a reunirse en Bruselas el 11 de febrero y el 25 y 26 de marzo para que adopten un acuerdo de reducción de emisiones unilateral del 30% en la UE.