Comunicado de prensa - noviembre 19, 2009
La reunión de los principales ministros de medio ambiente, celebrada en Copenhague, terminó con la impresión de que el resultado de la cumbre del mes de diciembre es todavía una incógnita, dada la cruzada emprendida por Estados Unidos para rebajar las expectativas para la cumbre y el silencio hasta ahora cómplice de la Unión Europea (UE) al respecto.
Dos activistas de Greenpeace han subido a un barco de carbón a 20 millas de Mallorca para pedir al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que actúe firmemente contra el cambio climático en el Consejo Europeo que se está celebrando en estos momentos en Bruselas.
En la reunión previa a la COP (Reunión de la Conferencia de las
Partes) de Copenhague, la mayoría de los países en desarrollo
pusieron de manifiesto que una declaración política no es aceptable
y que es necesario alcanzar un acuerdo legalmente vinculante en
Copenhague.
Brasil y Corea del Sur anunciaron sus compromisos de llevar a
cabo acciones internas para reducir sus emisiones, uniéndose así
al grupo de países que están liderando las negociaciones, entre los
que se encuentran, también, México y Sudáfrica.
"Hay que recordar que la mayoría de países presentes en las
negociaciones climáticas internacionales sigue apostando por un
acuerdo legalmente vinculante en Copenhague, pese a que Obama haya
arrastrado en su estrategia para reducir las expectativas de la
cumbre a Rasmussen, convirtiéndose así en el abanderado del lema
"no podemos" ha declarado Aida Vila, responsable de la campaña de
cambio climático y energía de Greenpeace.
Greenpeace ha resaltado la necesidad de que la Unión Europea
deje de consentir, con su silencio, que la cumbre de Copenhague se
esté convirtiendo en un fracaso antes de empezar y ha pedido a la
UE que se posicione explícitamente a favor en los siguientes
puntos:
- La adopción de un acuerdo jurídicamente vinculante en
Copenhague.
- El establecimiento de un objetivo de reducción de las emisiones
de la UE de, al menos, el 40% para 2020 (respecto a 1990).
La definición de un mecanismo para gestionar los derechos de
emisión que quedan como "excedente" en la UE después del primer
período de compromiso del Protocolo de Kioto, 2008-2012 (conocidas
como "aire caliente"). Este mecanismo debe asegurar que estos
derechos de emisión no son utilizados para rebajar, de hecho, el
nivel de ambición de la UE de cara al próximo período de
compromiso.
La organización recuerda que ya existe un acuerdo político
acerca del futuro de las emisiones de gases de efecto invernadero,
el Plan de Acción de Bali, alcanzado hace dos años y que recogía el
mandato de cerrar un acuerdo vinculante para salvar el clima en
Copenhague. Greenpeace afirma que dado el estado actual de las
negociaciones, es posible -además de necesario- cerrar el acuerdo
jurídicamente vinculante que la mayoría de países y científicos
reclaman.
"Obama y Rasmussen deberían dedicarse a discutir sobre los
elementos clave para cerrar el acuerdo en lugar de malgastar el
tiempo que queda augurando un fracaso en Copenhague. La Unión
Europea, por su parte, debería tomar cartas en este asunto. Hemos
tenido dos años para negociar, así que si la cumbre es un fracaso
no será por falta de tiempo sino de voluntad política", ha
concluido Vila.