Ceremonia de apertura. Más de 100 Gobiernos participaron en la Conferencia Diplomática en la que se firmó el Tratado que prohíbe la fabricación, uso, venta y almacenamiento de bombas de racimo.
Las organizaciones que trabajan para lograr esta prohibición
valoran muy positivamente este paso y piden al Gobierno que anime a
otros países a seguir su ejemplo para que el Tratado sea una
realidad lo antes posible.
El Tratado fue firmado el pasado mes de diciembre en Oslo por 94
gobiernos, aunque hasta hoy sólo cinco lo habían ratificado. Con
este paso, España se convierte en uno de los primeros en hacerlo,
poniéndose a la cabeza en un proceso que va a llevar a que las
bombas de racimo queden prohibidas a escala internacional.
El Gobierno español ya había adoptado medidas unilaterales,
prohibiendo de facto la fabricación y exportación de estas bombas,
e iniciando la destrucción de los arsenales en poder del ejército
español. Sin embargo no se puede minusvalorar el paso de la
ratificación ya que es decisivo para que el Tratado se convierta en
una realidad internacional. La Fundació per la Pau, Justicia i Pau,
Greenpeace y el Moviment per la Pau han expresado su satisfacción
por estos hechos.
Ésta no es la única buena noticia en relación con este tipo de
armamento en los últimos días. El día 11 de marzo, el nuevo
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó una ley que
prohíbe exportar la inmensa mayoría de las bombas de racimo que se
fabrican en aquel país. Sólo podrán exportarse las que tengan una
tasa de error inferior al 1%, es decir, que menos de un 1% de sus
submuniciones queden sin estallar en los territorios donde se usen.
Además, se pide a los gobiernos receptores que no las utilicen en
zonas donde haya población civil.
Se trata de un giro radical en la política estadounidense en
esta materia, que acerca a este país al camino elegido por la
mayoría de la comunidad internacional, y que permite albergar más
esperanzas de que finalmente puedan también sumarse al Tratado.
Además, es relevante porque EEUU es uno de los principales
vendedores de armamento en el mundo. Por ejemplo, parte de las
bombas de racimo que Israel utilizó contra Líbano en el verano de
2006 eran de fabricación estadounidense.
El Tratado que prohíbe la fabricación, almacenamiento, uso y
venta de bombas de racimo es un paso histórico en materia de
desarme. Fue firmado en diciembre de 2008 en Oslo por 94 gobiernos,
y refleja el consenso de la comunidad internacional sobre que
ciertos tipos de armas deben quedar prohibidos por su impacto
indiscriminado en las población civil.
Es el caso de las bombas de racimo, bombas "contenedor" que al
ser lanzadas y abrirse expulsan entre decenas y cientos de
submuniciones explosivas. Estas armas matan a los civiles durante
los bombardeos y, después, ya que una parte de las submuniciones no
estallan y permanecen sembradas sobre amplios territorios, actuando
como minas antipersonales durante años, e incluso décadas, después
de que los conflictos hayan terminado.