Página - noviembre 4, 2010
Las emisiones de gases de efecto invernadero como: CO2, N2O, CFC, HCFC, HFC, PFC y SF6, tienen un efecto duradero en la atmósfera. Es decir, varios siglos después de producirse las emisiones seguirán presentes en la atmósfera.
Tour de investigación de Greenpeace para ver los efectos del cambio climático
Metano (CH4)
A nivel mundial, su concentración atmosférica se ha incrementado un 151% desde los niveles pre-industriales y sigue subiendo. Al igual que el CO2. Aproximadamente, algo más de la mitad de las emisiones de metano que se producen hoy se deben a las actividades humanas como la ganadería y los residuos sólidos urbanos.
Óxido nitroso (N2O)
Su concentración, a nivel mundial, se ha incrementado un 17% desde la época pre-industrial y continúa en ascenso. La concentración actual es la más elevada del último milenio. Una tercera parte de las emisiones de este gas también son debidas a las actividades humanas.
Gases carbonados como los CFCs y HCFCs
Son a la vez destructores de la capa de ozono y causantes del efecto invernadero. Sus concentraciones están incrementándose más lentamente, incluso en algunos casos, decreciendo, como consecuencia de los acuerdos de Montreal de 1998. Sin embargo, los gases que se emplean para sustituirlos (hidrofluorocarbonos HFC, perfluorocarbonos PFC y hexacloruro de azufre SF6) están incrementando sus concentraciones y son potentes gases de efecto invernadero.
Ozono troposférico (O3)
Es el ozono que se encuentra cerca de la superficie terrestre. Su concentración se ha incrementado en un 36% desde los niveles pre-industriales, debido a las emisiones antropogénicas de diversos gases nitrogenados, que reaccionan y forman ozono.