“Nos declaramos no culpables no por nuestro propio interés. La razón por la que nos declaramos inocentes es porque, como ciudadano japonés, creo firmemente que los ciudadanos, las ONG y los periodistas no deberían temer alzar sus voces cuando denuncian hechos delictivos. En otras palabras, creemos firmemente que este juicio puede ser un foro para debatir el camino hacia el tipo de sociedad que enorgullezca a nuestros hijos, en la que las actividades ilegales sean castigadas y los derechos de los ciudadanos que las exponen estén garantizados. Me gustaría pedir un juicio justo e imparcial. Gracias por su tiempo”.

Con estas palabras termina la declaración que Junichi Sato presenta ante el tribunal de Aomori. El simple hecho de que un ciudadano insista y pida ante el juez un juicio justo e imparcial habla por sí sólo de lo que se esconde detrás de la acusación y el procedimiento judicial de los “Tokyo 2”.

En la segunda fase del juicio contra Junichi Sato y Toru Suzuki la defensa está llamando a declarar a sus testigos, entre los que se encuentran los propios acusados, algunos miembros de la tripulación y un experto internacional en libertad de expresión.

El primero en declarar ha sido un ex-tripulante de un barco ballenero. Varias afirmaciones durante su declaración, como el simple hecho de que no fuese interrogado en la investigación oficial,  evidencian que no se realizó una investigación correcta de las denuncias presentadas por Greenpeace, contradiciendo las afirmaciones presentadas por la acusación y presentando una duda más que razonable sobre la propia base de las pruebas contra Toru y Suzuki. Incluso ha afirmado que era práctica común en la tripulación seleccionar la carne de crías de ballenas cazadas para consumo particular. Esta carne es “más jóven y tierna, perfecta para hacer el mejor unesu (bacon de ballena)”.

Cuando nos acercamos cada vez más al final de esta historia iniciada por Junichi y Toru en abril de 2008, los argumentos de la acusación caen por su propio peso entre contradicciones e incongruencias y la necesidad de reabrir la investigación para encontrar a los verdaderos delincuentes es cada vez más evidente.

Como recuerda Toru en su declaración, en palabras del propio policía que les detuvo “si no fuese policía te diría que lo que has hecho está muy bien”.

Elvira Jiménez, campaña de océanos de Greenpeace.

Más información: