Hace años que convivimos con la crisis económica y meses que lo hacemos con los recortes. Desde Greenpeace nos hacemos eco hace meses de las recomendaciones de la Comisión Europea respecto a la necesidad de combatir conjuntamente la crisis económica y la climática, algo que no parece haber llegado a oídos de gobiernos como el español, pero que sí es la voluntad del pueblo europeo, como se ha demostrado esta mañana en el Parlamento Europeo.

El comité especializado en industria y energía del Parlamento Europeo ha aprobado esta mañana una propuesta de Directiva de Eficiencia Energética con dos elementos cruciales, no solo para luchar contra el cambio climático, sino para reactivar la economía de la UE:

1.- Establecimiento de objetivos nacionales vinculantes de eficiencia energética que deben sumarse al objetivo general de la UE de mejorar en un 20% su eficiencia energética para 2020. Además, ahorrar en energía es, a su vez, ahorrar en importación de petróleo que ya le está costando a la UE 1.000 millones de euros diarios.

2.- Reforma del mercado de derechos de emisión europeo para que cumpla el objetivo para el que fue creado: incentivar las inversiones en tecnologías limpias, algo que no está sucediendo en los últimos años.

Pero estas son especialmente relevantes para un país como España, por las siguientes razones:

Aumentar los objetivos de eficiencia energética es sinónimo de generar empleo en uno de los sectores españoles más afectados por la crisis económica, el sector de la construcción.

Aumentar el precio del CO2 implica que pague más quién más CO2 emite e incentiva la inversión de estas compañías en tecnologías limpias.

Las reducciones de emisiones globales en las que repercuten estas medidas reducen la factura que la sociedad española paga por la mala política energética del Gobierno. Las subvenciones al carbón y la compra de más y más derechos de emisión para compensar las emisiones que generan esas subvenciones son gastos con cargo de los presupuestos públicos.

Las medidas anteriores representarán importantes ahorros en materia de prevención y control integrados de la contaminación y en materia sanitaria, como ha puesto de manifiesto reiteradamente la Comisión Europea.

Además, el aumento de la ambición climática que representan medidas como estas repercute en favor de sectores como el turismo, la agricultura o la pesca, claves en la economía española y que ya sufren graves impactos del cambio climático.

Sabemos a ciencia cierta que las grandes eléctricas españolas están presionando para que no se adoptaran estas medidas pero, al final, es responsabilidad del Gobierno abstraerse de las presiones individuales y adoptar las medidas que vayan en mayor beneficio del conjunto.

Después de dos meses de medidas contrarias a lo que exige la lucha contra el cambio climático sería ingenuo pedirle al Gobierno español el apoyo al acuerdo del PE en base al clima pero lo peor es que tampoco está “recortando” en beneficio de la economía de todos...


Aida Vila Rovira (@Aidavilar), campaña de cambio climático de Greenpeace