Ayer, el Tribunal Regional de Múrmansk (Rusia) denegó el recurso por el que Greenpeace pedía la libertad bajo fianza de dos de sus activistas y de un fotógrafo independiente detenidos en el Ártico hace diecinueve días. Todavía quedan por resolver las apelaciones de otros 27 detenidos, pero nada parece indicar que el resultado vaya a ser diferente.

Los veintiocho activistas de Greenpeace y dos periodistas independientes (fotógrafo y cámara) siguen encarcelados, gravados las 24 horas del día, siendo trasladados en jaulas y sufriendo, en ocasiones, la falta de acceso a recursos básicos como el agua potable. Todo ello, recordemos, por protestar pacíficamente contra las perforaciones petrolíferas en el Ártico, lo que les ha acarreado  cargos por piratería que pueden conllevar penas de hasta 15 años de prisión ().

Mientras eso sucede en Múrmansk, el gigante ruso Gazprom sigue poniendo en riesgo el ecosistema más frágil del mundo, el Ártico, del que no sólo depende la supervivencia de sus poblaciones indígenas y de gran cantidad de especies animales, sino también el clima que nos permite habitar la tierra al conjunto de la humanidad.

La gravedad del problema de fondo y de la situación de nuestros activistas ya ha llevado a más de un millón de personas y a un sinfín de organizaciones nacionales e internacionales a manifestar su apoyo y hoy mismo, el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, ha reiterado su petición de reunirse con Vladimir Putin para resolver esta cuestión. Naidoo se ha ofrecido, en una carta abierta, para reemplazar a los activistas y ha pedido que se libere inmediatamente a los detenidos que no son miembros de la organización y que sólo se encontraban en el lugar de los hechos para informar de la acción.

Desde Greenpeace no hemos eludido nunca la responsabilidad jurídica derivada de nuestros actos, pero sí cuestionamos las consecuencias desproporcionadas que no son más que intentos de criminalizar la protesta pacífica para acallar las voces que luchan por el bien común. Y seguiremos protestando, pacíficamente, para que se escuche la voz de los científicos de Naciones Unidas que acaban de recordarnos la urgencia de actuar para salvar el clima, aunque esto implique topar de frente con la ira del sector de lso combustibles fósiles y afines.

Podemos y debemos frenar el cambio climático, que ya está causando graves impactos a millones de personas, pero no será fácil, porque lo que representa un mensaje de esperanza para el mundo implica la muerte anunciada de un sector acostumbrado a ejercer un gran liderazgo político y económico a nivel internacional.


Equipo de Ártico de Greenpeace

- Salva el Ártico. Firma. ¡Te necesitamos!