Más que confirmado. Confirmadísimo. La semana pasada la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un nuevo estudio que confirma una vez más la peligrosidad de tres insecticidas neonicotinoides (el imidacloprid y la clotianidina, producidos por Bayer, y el tiametoxam, producido por Syngenta) para las abejas. La conclusión es clara: “riesgos elevados fueron identificados o no pueden ser excluidos” cuando estos insecticidas son fumigados sobre los cultivos.
Ya en 2013 la EFSA emitió sus conclusiones sobre la peligrosidad de estos insecticidas para las abejas cuando utilizados en el tratamiento de semillas, lo que ha llevado a que se restringiese su uso en toda la Unión Europea, lo que fue un avance considerable.
Es importante recordar que la primera vez que se alzó la voz respecto a los peligros del imidacloprid para las abejas fue en 1994 y lo hicieron los apicultores franceses. Casi 20 años han pasado hasta que se tomaron las primeras medidas. Ahora queremos ver más.
Las restricciones actuales no se aplican a todos los usos de estos insecticidas ni a todos los cultivos. Por ejemplo, no se aplican a los cultivos que no son atractivos para las abejas, a los cereales de invierno, a los usos en invernadero o a las fumigaciones en cultivos después de la floración. Esto hace que estos insecticidas sigan siendo utilizados, contaminen el medio ambiente y expongan a las abejas a sus efectos dañinos.
Este nuevo informe confirma que los neonicotinoides son un seria amenaza para las abejas, para el futuro de la agricultura y, por supuesto, de nuestra alimentación.
Y es que las abejas y otros polinizadores juegan un papel crucial en la producción de alimentos. Alrededor de un tercio de la producción mundial de alimentos depende de la polinización animal y en particular de la realizada por abejas y otros insectos. Un informe reciente de Greenpeace mostraba también que el valor económico de la polinización por insectos supone para la agricultura española más de 2.400 millones de euros anuales y que el 70% de los principales cultivos para consumo directo humano dependen de este tipo de polinización. Por otro lado, cerca del 90% de las plantas silvestres con flor depende también de este tipo de polinización.
Pese a su incuestionable importancia para la seguridad alimentaria y la biodiversidad, y por lo tanto para el equilibrio ecológico del planeta, las poblaciones de abejas y otros insectos polinizadores vienen disminuyendo de forma alarmante a nivel mundial en los últimos años. Por ello es fundamental que a la luz de este nuevo informe se refuercen las restricciones actuales y que se prohíban totalmente estos peligrosos insecticidas bien como otros similares y se apueste decididamente por la agricultura ecológica.
Tú puedes hacer mucho por las abejas
Ahora mismo, se aún no lo has hecho, puedes firmar para ayudar a salvarlas. Seguro que te agradecerán con dulces frutos.