Este es un titular que desgraciadamente podríamos leer en prensa en un futuro muy cercano. La posibilidad que un vertido de petróleo cause una catástrofe ecológica, económica y social en las Islas Baleares no es descartable de seguir el Gobierno con su empeño en apoyar las prospecciones petrolíferas. Y así lo recoge el periódico de ficción Noticias de Eivissa y Formentera.



Este diario es una nueva iniciativa que trata de llamar la atención y prevenir de las consecuencias que tendría la instalación de plataformas petrolíferas en aguas de Ibiza y Formentera. Dicha iniciativa se suma a otras muchas, como es el caso de la Alianza Mar Blava de la que Greenpeace es amiga o “Eivissa diu no” (Ibiza dice no), que la sociedad civil e instituciones baleares han puesta en marcha con un éxito rotundo visto los apoyos y adhesiones.

Desde el anuncio por parte del Ministerio de Industria, Energía y Turismo de promover la búsqueda de hidrocarburos (petróleo en el Mediterráneo y Canarias, y gas no convencional mediante fracking), en todo el Estado han surgido decenas de movimientos sociales que pretenden frenar esta nueva fiebre del “oro” del ministro Soria. La excusa oficial de esta decisión es la de aportar independencia energética al país con recursos propios (¿con hidrocarburos?) Pero nos tememos que la razón real sea otra. Tal vez asistamos en breve a ver como más expolíticos ocupan algún sillón en uno de los consejos de administración de alguna empresa energética. Esto se conoce vulgarmente conocido como “puertas giratorias”.

Si de independencia energética hablamos, nuestro país es el “Golfo Pérsico” de las energías renovables. Ahí es donde está la independencia energética del Estado. El problema es que en el negocio de las energías limpias no están las petroleras ni las empresas convencionales de energía.

Julio Barea (@juliobarea) responsable de campaña de Greenpeace
Imagen: CEDIDA Noticias de Eivissa y Formentera