La lucha contra el cambio climático no conoce fronteras. Mientras aquí en Madrid, nuestros activistas protestaban contra el impuesto al sol del Ministro Soria, a miles de kilómetros 26 activistas de Greenpeace USA estaban inmersos en su odisea particular para proteger el Ártico de las prospecciones de petróleo. Esas prospecciones que no solo amenazan la integridad de una región tan única por el elevado riesgo de vertido, sino que suponen agravar los impactos del cambio climático si ese petróleo se extrae.



Por eso, porque salvar el Ártico es salvar mucho más, 26 activistas han permanecido 40 horas colgados del puente de St.John, en el puerto de Portland en la costa oeste de EE.UU impidiendo la salida del buque Fennica. Este rompehielos es la última herramienta que necesita Shell para comenzar su búsqueda de petróleo en Alaska y se encontraba en Portland reparando su casco tras rasgarlo precisamente en el inicio de su viaje a Alaska (otro punto negro en el historial de Shell en el Ártico).

La oportunidad no se hizo esperar y el movimiento People vs Shell se desplazó a este punto para gritar de nuevo bien alto “¡Shell no!” y pedirle a Obama que retire los permisos que ha concedido a Shell para perforar en Alaska.

En la madrugada del miércoles 29 (medio día hora española) 13 activistas se colgaban de este puente con otros 13 que permanecían de soporte en este puente. La altura a la que estaban colgados impedía el paso del buque, ¡#nopasarán!



Tras la noticia y con la luz del día se sumaban a la protesta los ya famosos activistas en kayaks, y la gente se arremolinaba también desde la costa para sumarse a las voces. Activistas como @KristinaNFlores y @DanEnviroCannon tuiteaban y enviaban fotos y vídeos desde su perspectiva colgados del puente que fueron compartidas por todo el mundo.

Y pasó la noche y con el amanecer del jueves se podía seguir viendo colgadas las diminutas figuras de los activistas y sus coloridas banderas indicando que la lucha seguía adelante.

Shell tenía que jugar su parte de la partida y finalmente, tras una petición urgente y un intento fallido del buque de avanzar hacia el puente, un juez dictaminó que los activistas debían retirarse o enfrentarse a multas desde 2500 hasta 10000 dólares por cada hora adicional que permaneciesen en el puente. Ni los activistas del puente ni los del agua se retiraron.

Finalmente tras 40 horas de intensa y emotiva protesta fue la policía y la guardia costera la que abrió el paso al Fennica, que con solo tener el mínimo hueco que dejaron los primeros tres activistas en ser retirados, cruzó el puente. Tenía prisa por ir al Ártico a buscar en las entrañas del fondo marino las últimas reservas de petróleo.

Aunque Shell tenga todas las herramientas para su actividad, las protestas de estos últimos meses ha sido la peor campaña publicitaria que Shell podía tener. Lo mismo para el Presidente Obama.
El Fennica habrá pasado el puente pero 7 millones de personas seguimos empeñados en proteger el Ártico. La lucha no ha acabado. No nos damos por vencidos. #ShellNo #SalvaelArtico

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