Samsung ha publicado oficialmente su plan para reciclar los 4,3 millones de dispositivos Galaxy Note 7 producidos y retirados del mercado en todo el mundo tras los fallos en sus baterías. Esta gran victoria se produce después de casi cinco meses de campaña y protestas mundiales que denunciaban el impacto ambiental de producir y retirar estos teléfonos.
“La gente de todo el mundo firmó peticiones, envió correos electrónicos al director ejecutivo de Samsung, y finalmente, la empresa ha escuchado estas demandas. Es una gran victoria para todos, y un paso hacia el cambio en la forma de producir y reciclar estos aparatos electrónicos”, ha declarado Jude Lee, portavoz de Greenpeace en Asia Oriental.
El compromiso de Samsung precede al lanzamiento el 29 de marzo en Nueva York del Galaxy S8, el primer teléfono de Samsung en el mercado desde el incidente del Note 7. Este modelo de teléfono será la primera prueba para ver cómo la empresa aplicará los compromisos adquiridos con Greenpeace a sus nuevos modelos. En una declaración pública en su web, Samsung se comprometió a:
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Reparar y vender los teléfonos recuperados o utilizarlos como terminales de alquiler.
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Desmontar componentes recuperables, como semiconductores y módulos de cámaras, para su reutilización o venta.
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Extraer los metales utilizando “métodos respetuosos con el medio ambiente”.
El gigante informático también afirmó que se unirá a una nueva investigación llevada a cabo por la Unión Europea con el objetivo de desarrollar una nueva tecnología ecológica para reciclar teléfonos inteligentes.
La fabricación de productos electrónicos es muy intensiva y su huella energética está creciendo perceptiblemente, mientras que el volumen y la complejidad de nuestros dispositivos electrónicos siguen ampliándose. Según un informe de las Naciones Unidas de 2014, el volumen de residuos electrónicos procedentes de los pequeños productos de IT, como los teléfonos móviles y los ordenadores personales, se prevé que aumente a nivel mundial hasta 50 millones de toneladas o más a partir de 2017. Esto representa un enorme desperdicio de recursos y una fuente de contaminación de productos químicos peligrosos, que se hace más difícil de abordar cuando empresas como Apple, luchan contra las leyes que facilitan a los consumidores la reparación de sus teléfonos.
“Aunque damos la bienvenida a esta noticia, Samsung debe compartir tan pronto como sea posible plazos más detallados sobre cuándo implementará y cómo sus promesas, así como hacer público su sistema de producción para asegurarse de que esto nunca vuelva a suceder”, dijo Lee.
“En Estados Unidos, el promedio de uso de un smartphone es de dos años. Este dato hay que sumarlo a las crecientes montañas de basura electrónica a nivel mundial. Es simplemente insostenible medioambientalmente. Samsung y otras compañías de tecnología como Apple deben fabricar teléfonos que sean fáciles de reparar y actualizar”, dijo Lee.
El pasado febrero, activistas de Greenpeace se colaron en la rueda de prensa de Samsung en el Congreso Mundial de Móviles en Barcelona para pedir a la compañía que reutilice, recicle y repiense el modelo de producción de sus móviles.
Greenpeace Asia Oriental seguirá impulsando al sector tecnológico durante el próximo mes con el objetivo de que este sector sea consciente de su impacto en el planeta. Greenpeace clasificará, en función de lo reparables que sean, el Galaxy S8 y el resto de los modelos de smartphones más vendidos de las 14 principales empresas de tecnología.
[2] De acuerdo a los cálculos realizados por el instituto Oeko, una institución de investigación y consultoría con sede en Alemania, 4,3 millones de teléfonos inteligentes contienen más de 20 toneladas métricas de cobalto, aproximadamente más de 1 tonelada de tungsteno, 1 tonelada de plata, 100 kilogramos de oro y entre 20 y 60 kilogramos de paladio. Más información sobre los cálculos y la metodología del Oeko-Institut disponible
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