Comunicado de prensa - septiembre 7, 2016
• La actriz, escritora y activista ha viajado hasta el Ártico canadiense para apoyar a la comunidad Inuit y pedir el cese de las prospecciones sísmicas.
• Thompson ha involucrado, a través de las redes sociales, a otras grandes personalidades como Leonardo DiCaprio, Oprah Winfrey o Pierce Brosnan.
• Las prospecciones sísmicas detonan cada diez segundos sonidos ocho veces más fuertes que un motor a reacción y tienen graves efectos para la fauna marina.
Emma Thompson, la reconocida y galardonada actriz británica, ha viajado este verano al Ártico con Greenpeace por segunda vez, en concreto a Clyde River (Canadá). Durante dos semanas Thompson, acompañada de su hija Gaia, ha navegado en el barco de la organización, Arctic Sunrise, y ha recorrido el territorio del pueblo Inuit para mostrarles su apoyo ante las amenazas a las que se enfrenten por el deshielo y los planes de perforación en este territorio. Además, ha conocido de primera mano los efectos de las prospecciones sísmicas que tienen lugar en la zona.
La comunidad de Clyde River (Canadá) lleva años luchando contra la amenaza de las prospecciones petroleras en las aguas del Ártico que bañan su costa. Las prospecciones sísmicas son el paso previo a la extracción de petróleo. Mediante cañones de aire, que emiten explosiones cada diez segundos las 24 horas del día, las compañías petroleras buscan los puntos donde perforar en busca de petróleo.
Estas explosiones emiten un sonido de 259 decibelios, que pueden causar daños irreversibles en especies como las ballenas o los narvales, que dependen del oído para comunicarse y orientarse. Pérdida de oído, alteración de las rutas migratorias, varamientos, aumento de los niveles de estrés y mayor incidencia de que queden atrapados en el hielo son algunos de los daños documentados. Y esto afecta también a la comunidad de Clyde River que depende de estos animales, y en general de un medio marino sano para sobrevivir.
“Los Inuit son los que están en primera línea de fuego. Pero realmente estamos aquí para defenderles a ellos y a nosotros mismos, porque si el Ártico se derrite nos afecta a todos. Sabemos que si no mantenemos el aumento de la temperatura global en 1,5 ºC tendremos un gran problema”, explicaba Emma Thompson desde Clyde River. “Esta es una comunidad muy pequeña y las empresas petroleras están entre las multinacionales más poderosas del mundo. Y ellos les han parado. Han detenido las prospecciones sísmicas. Es una acto de David contra Goliat, un logro extraordinario”,
Además, la comunidad de Clyde River no solo está actuando contra la industria petrolera que amenaza su región. El barco de Greenpeace Arctic Sunrise llegó a Clyde River con paneles solares listos para ser instalados en la comunidad. Con esta apuesta por la energía limpia y renovable los Inuit están mostrando el camino para frenar el cambio climático.
La intérprete, escritora y activista es una de las muchas personalidades internacionales que lucha activamente por la defensa del Ártico. Thompson estuvo ya embarcada con Greenpeace en 2014 y desde entonces ha participado en varias acciones de la organización, entre ellas la que tuvo lugar frente a petrolera Shell. Además, la actriz ha involucrado en la protección del Ártico a numerosas personalidades internacionales, que pidieron que se proteja este amenazado territorio, como la presentadora Oprah Winfrey o los actores Leonardo DiCaprio y Pierce Brosnan.
Como broche final a su apoyo a la campaña por la protección del Ártico, Emma Thompson se dirigió a los delegados de Naciones Unidas que se encuentran reunidos para negociar un tratado para la protección de las aguas internacionales de los océanos. Tan solo el 1% de estas aguas se encuentran protegidas actualmente, a pesar de albergar zonas de gran riqueza en biodiversidad como por ejemplo las aguas internacionales del océano Ártico. En un vídeo proyectado en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, la actriz pidió a los delegados que protejan urgentemente estas aguas con la creación, por ejemplo, de un Santuario Ártico.
Greenpeace es una organización independiente que no acepta dinero de gobiernos ni empresas para poder denunciar a todas aquellas personas o instituciones que amenazan al planeta. Solo el apoyo desinteresado de nuestros socios y socias hace posible nuestro trabajo.