Durante las próximas dos semanas se reunirán en Marrakech los gobiernos de todo el mundo para continuar con las negociaciones climáticas internacionales que el diciembre pasado dieron lugar a la firma del Acuerdo de París. Mientras comienza el trabajo para convertir las promesas del Acuerdo de París en acciones reales, Greenpeace insta a detener cualquier nuevo proyecto de combustibles fósiles. La organización pide que la velocidad récord en la que se ha ratificado el nuevo acuerdo sea la nueva norma para las actuaciones necesarias para frenar el cambio climático.
"Hemos visto el acuerdo de París entrar en vigor con metas ambiciosas y una velocidad récord, ahora tenemos que ver cómo las acciones rompen con nuevos récords cada año. Seremos la generación que termine con los combustibles fósiles", ha declarado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.
El pasado jueves, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente emitió una dura advertencia a los gobiernossobre los asuntos pendientes de París. Incluso si los actuales compromisos nacionales de reducción de las emisiones fueran implementados en su totalidad, el mundo vería un aumento medio de la temperatura global que es el doble del nivel acordado en París. [2] Por ello, Greenpeace insta a los gobiernos a que se aseguren de que en 2018, cuando los países se reúnan para evaluar la idoneidad de sus acciones, estarán preparados y listos para asumir objetivos nuevos o revisados mucho más ambiciosos.
"Los próximos años son cruciales para cerrar la brecha entre los objetivos globales y la insuficiencia de las contribuciones nacionales. La reducción de las emisiones en los próximos 5-10 años tendrá que ser mucho más audaz de lo previsto y esto incluye a España que debe ratificar París de forma urgente y aumentar la ambición de reducción de emisiones y desbloquear el desarrollo y la participación social en la instalación de energías renovables", ha concluído Nuño.
Según Greenpeace, en la COP22 los gobiernos deben concentrarse en desarrollar un plan de trabajo de dos años para una reglamentación fuerte, una reducción más rápida de las emisiones y un mayor apoyo para los países pobres y vulnerables.
Durante las dos semanas que dure la cumbre, Greenpeace contará con una delegación en terreno disponible para entrevistas y atención a medios.