Greenpeace celebra la renovación de un hito histórico en la lucha por la protección de la Amazonia, la conocida como “Moratoria de Soja”, un acuerdo entre la sociedad civil, la industria y el Gobierno brasileño para evitar la expansión agrícola en la selva amazónica para el cultivo de soja. En una ceremonia firmada ayer lunes 9 de mayo en el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, el acuerdo ha sido renovado por tiempo indefinido o, como dice el documento de renovación, hasta que la moratoria no sea necesaria. La moratoria se firmó por primera vez en julio de 2006 y ha sido renovada anualmente desde 2008.
“La renovación de la moratoria asegura indefinidamente que productores de soja y empresas comercializadoras de esta materia prima pueden seguir confiando en que el comercio de soja amazónica no procede de la deforestación de la selva, incluso en estos tiempos de crisis ambiental, social, política y económica”, ha declarado Paulo Adario, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace y signatario del acuerdo.
“Los bosques nos agradecerán este compromiso. Y nosotros, en el Grupo de Trabajo de la Soja, ganamos confianza y capacidad para seguir desarrollando una herramienta que permita la producción, la conservación de los bosques y la protección de los pueblos que viven en la Amazonia”, ha añadido.
La soja encabeza la lista de exportaciones de materias primas agrícolas en Brasil, después de haber generado más de 31 mil millones de dólares de ingresos en 2015.
El acuerdo, que garantiza que sólo puede acceder al mercado la soja que no procede de la deforestación, del trabajo esclavo o de la invasión de tierras indígenas, fue ratificado por el Ministro de Medio Ambiente de Brasil y por los coordinadores del Grupo de Trabajo de Soja (GTS - Grupo de Trabalho da Soja), el presidente de ABIOVE (la Asociación brasileña de la Industria de Aceites vegetales), el director general de la ANEC (Asociación Nacional de Brasil de exportadores de cereales) y el coordinador de Greenpeace y la Sociedad Civil en el GTS.
Izabella Teixeira, Ministra de Meio Ambiente; Carlo Lovatelli, presidente de Abiove; Sergio Mendes, diretor general de ANEC y Paulo Adario, de Greenpeace. © Alan Azevedo/Greenpeace
Desde la firma de la Moratoria en 2006, el área ocupada por el cultivo de soja en el bioma amazónico brasileño ha crecido desde el millón de hectáreas hasta los 3,6 millones de hectáreas, pero sólo un 0,8 % de esta superficie lo ha sido en nuevas áreas deforestadas. “Este gran aumento en la producción de soja al mismo tiempo que se respeta la moratoria es la mejor prueba del éxito: se puede producir soja sin destruir el bosque”, ha dicho Adario.
Poner fin a la deforestación del planeta es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, firmado por varios países, entre ellos Brasil. Además, este objetivo ha sido demandado por 1,4 millones de brasileños, cuyas firmas fueron entregadas en el Congreso brasileño el año pasado pidiendo un proyecto de ley de Deforestación Cero. La Moratoria de Soja es uno de los mejores ejemplos de cómo el concepto de “Deforestación Cero” puede ser clave para poner fin a la destrucción del Amazonas y para mejora la imagen de la industria. Greenpeace seguirá luchando para conseguir Deforestación Cero, así como un cambio climático catastrófico, las dos principales amenazas a la selva tropical más grande que queda del planeta.
Notas para el editor:
El 24 de julio de 2006, ABIOVE y ANEC (Asociación Nacional de Exportadores de Cereales) anunciaron una moratoria de dos años en la compra de soja procedente de nuevas áreas de deforestación en el Amazonas o de explotaciones agrícolas que utilizaban trabajo forzado. Este acuerdo se ha renovado con regularidad y expiraba en mayo de 2016. La moratoria se estableció tras una investigación y campaña de Greenpeace en la que que demostró que el avance de la frontera agrícola para el cultivo de soja se había convertido en una nueva amenaza a la Amazonía. El Grupo de Trabajo de Soja (GTS) se estableció durante octubre de 2016 para asegurar la aplicación de este acuerdo; está formado por ABIOVE, ANEC, los comerciantes de soja, las ONG y las organizaciones sociales.
Greenpeace es una organización independiente que no acepta dinero de gobiernos ni empresas para poder denunciar a todas aquellas personas o instituciones que amenazan al planeta. Solo el apoyo desinteresado de nuestros socios y socias hace posible nuestro trabajo.