Greenpeace pide a los gobiernos europeos más ambición para la cumbre del clima de París

Mañana, 18 de septiembre, se reúne en Bruselas el Consejo de Medio Ambiente de la Unión Europea (formado por los diferentes ministros de Medio Ambiente comunitarios) para debatir la posición que tendrá Europa en la próxima Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21), que tendrá lugar en diciembre en París. Ante esta cita, Greenpeace considera que la Unión Europea (UE) debe ir mucho más allá del compromiso asumido del 40% de reducción de emisiones y el 27% de uso de energías renovables para 2030.

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Greenpeace sostiene que la reducción de las emisiones nacionales de cada país de la UE debe ser de al menos el 55% respecto a los niveles de 1990 y debe ser respaldada por un aumento de la eficiencia energética y de los objetivos de energía renovable en la UE. La organización pide un objetivo de eficiencia energética del 40% para 2030 (el actual es un mínimo del 27%) y un objetivo de energía renovable del 45% para 2030. El aumento de estos objetivos contribuiría a la seguridad energética y a los objetivos de calidad del aire y de empleo, así como al compromiso de la Comisión Europea de hacer de Europa un líder mundial en energías renovables.

"La ministra Tejerina debería desempeñar un papel protagonista y activo en el curso de las negociaciones climáticas de mañana para asegurar que la Unión Europea participa con objetivos mucho más ambiciosos y con propuestas que supongan avances concretos en las semanas y meses siguientes", ha declarado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace. “Hasta el Papa les acaba de decir que deben asumir compromisos mayores para estar a la altura de lo que Europa debe aportar a la cumbre de París”.

Greenpeace considera que si la UE quiere realmente desempeñar un papel protagonista y activo en el curso de las negociaciones climáticas, tiene que ser algo más que un espectador en la Conferencia de París. Para ello, debe asegurarse que la cumbre se cerrará con un acuerdo serio y vinculante que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero a cero y un sistema energético 100% basado en energías renovables no más tarde de 2050.

De esta modo, la ministra de Medio Ambiente debe apoyar los siguientes puntos:

• Establecer en el texto del tratado de París un objetivo de descarbonización a largo plazo. Sin un este objetivo, no se logrará el objetivo global de limitar el calentamiento por debajo de los 2 ºC. Por tanto, debe fijarse en el mismo texto del acuerdo de París y no solamente en una decisión política de la COP. Así mismo, debe establecer la eliminación de las emisiones derivadas de los combustibles fósiles para 2050 y la transformación justa hacia un suministro energético 100% basado en energías renovables y el aumento de la eficiencia energética. Retrasar el objetivo a largo plazo o limitar las conclusiones en formulaciones como “neutralidad de carbono” o “emisiones netas cero” no es aceptable.
• Apoyar un período de compromiso de cinco años, 2020 - 2025. Una economía libre de emisiones de carbono será cada vez más cara y más difícil de alcanzar si las decisiones políticas se retrasan. Es ya evidente que los objetivos de reducción que se presentan para el acuerdo de París no serán ni de lejos suficientes para mantener el calentamiento por debajo de los 2 ºC. Sería fatal, por lo tanto, si los países fijan estos objetivos de escasa ambición hasta el año 2030. Un período de compromiso de cinco años permite realizar ajustes alineados con las nuevas evidencias científicas y los nuevos avances técnicos y da suficiente seguridad de planificación a las empresas. Los ministros de Medio Ambiente deben apoyar un “mecanismo para la mejora” en el acuerdo que garantice, entre otras cosas, que los objetivos de reducción no pueden ser debilitados, debiendo ser siempre mejorados.
• Actuación pre-2020. Dado que el objetivo europeo de reducción del 20% con respecto a 1990 se ha logrado ya hace años, la UE debería ahora comprometerse a un objetivo más alto y trabajar en iniciativas en energías renovables, la eficiencia energética y la normativa de emisiones de las centrales termoeléctricas, que iría significativamente más allá de la aplicación de las políticas actuales. La actual revisión del Mecanismo de Comercio de Derechos de Emisiones de la UE no impulsará inversiones hacia la descarbonización mientras el excedente de los derechos de emisión no se reduzca de forma permanente. Hacen falta medidas complementarias para el abandono progresivo pero total de los combustibles fósiles.