Comunicado de prensa - mayo 20, 2015
• Los límites de contaminación marcados en el borrador de una nueva normativa podrían costar más 52.000 millones de euros a lo largo de diez años.
• En España provocarían más de 2.000 fallecimientos y un coste económico de 1.500 millones de euros durante una década.
• Greenpeace desvela estos y otros costes del carbón para la salud y la economía en un nuevo informe.
Los nuevos límites de emisiones contaminantes causados por la industria en las grandes instalaciones de combustión y que actualmente está considerando la Unión Europea podrían provocar 71.000 fallecimientos que se podrían evitar. Si los Estados miembros no aumentan sus exigencias sobre contaminación, se incrementará el riesgo de infarto, enfermedades cardiacas, asma y otras afecciones relacionadas con la contaminación del aire, según un estudio de Greenpeace con el European Environmental Bureau publicado este miércoles (1). El coste adicional para los servicios sanitarios y la pérdida de 23 millones de días de trabajo costaría a los contribuyentes más de 52.000 millones de euros entre los años 2020 y 2029 en toda la Unión Europea.
En el caso español, que las centrales térmicas de carbón aplicasen las mejores técnicas disponibles salvaría 2.010 vidas y ahorraría 169 millones de euros al año. Con los límites tan débiles de emisiones contaminantes que están actualmente propuestos en el borrador, los contribuyentes españoles tendrán que sufrir un gasto de cerca de 1.500 millones de euros entre 2020 y 2029 y se perderán más de 600.000 días de trabajo.
"No hay justificación alguna para que los políticos se nieguen a aplicar la mejor tecnología existente que puede reducir significativamente la contaminación mortal del carbón. El carbón provoca daños irreparables y ya es hora de que la Unión Europea establezca la senda para comenzar su desaparición progresiva",ha declarado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.
La UE está actualizando sus límites de emisiones para grandes instalaciones industriales, incluidas las centrales térmicas de carbón de las que en España hay 15. Supuestamente estos límites se adaptan a las mejores técnicas disponibles, pero la propuesta actual de la UE es notablemente más baja que los límites de contaminación ya establecidos en Europa mismo, China y Estados Unidos (2).
Límites condicionados desde dentro por el lobby energético
El informe presentado hoy emplea datos oficiales europeos para calcular los impactos en la salud que acarrearían los límites propuestos y los compara con los impactos que supondrían los límites basados en las mejores técnicas disponibles. El número de muertes, enfermedades y costes económicos marca una clara diferencia entre ambas opciones. En España el gasto sería de 199 millones de euros anuales si se aplican los límites del último borrador para grandes instalaciones de combustión, frente a 30 millones de euros si se aplican las mejores técnicas disponibles.
Los nuevos límites de contaminación atmosférica se aplicarán entre 2020 y 2029, aunque en enero de 2016 los Estados miembros ya deberán comenzar el proceso para su implementación. Serán límites sobre emisiones contaminantes, incluidas las de dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, mercurio y partículas en suspensión.
Un grupo de expertos se reunirá entre el 1 y 9 de junio en Sevilla para finalizar el documento de la propuesta. Las compañías eléctricas más contaminantes se han asegurado su asiento en las delegaciones gubernamentales que participan en este decisivo proceso (3). En la delegación del Ejecutivo español que debe defender los intereses de todos los ciudadanos, permanecen seis delegados (de un total de diez) pertenecientes a la industria. Greenpeace denunció el pasado marzo la presencia de ocho representantes de empresas contaminantes, como Iberdrola o Endesa, de un total de doce convirtiéndose así en la delegación oficial con el mayor número de representantes de la industria en un proceso que precisamente regulará a estas empresas. Tras la denuncia, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente redujo el número de miembros de la industria, pero sigue incluyéndolos dentro de la delegación oficial española, lo que Greenpeace considera un escándalo, ya que dicha delegación debe defender los intereses del conjunto de la sociedad.
"El coste humano, medioambiental y económico de poner la Unión Europea a la venta de la industria del carbón es enorme. Los niños pagarán el precio más caro, con cientos de miles de casos de asma, cáncer de pulmón y enfermedades cardiacas que se podrían haber evitado", concluye Nuño.
Notas
(1) Health and economic implications of alternative emission limits for coal-fired power plants in the EU, Greenpeace Alemania y el European Environmental Bureau, mayo 2015. Dossier de prensa en español.
(2) Cortinas de Humo. Cómo los mayores contaminadores de España y otros países europeos se han convertido en sus propios reguladores, Greenpeace (Marzo 2015)
(3) Ibid.
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