Greenpeace destaca los graves problemas de seguridad que ha puesto de manifiesto la Comisión Europea en las pruebas de resistencia de las centrales nucleares de Europa. La organización ecologista incide en que se ha evitado responder a algunas de las deficiencias más graves. Esta comunicación coincide con la renuncia de Nuclenor a recurrir la decisión de cierre de la central nuclear de Garoña (1).
"La Comisión Europea no avala la seguridad de las nucleares y Nuclenor admite con su renuncia el fracaso económico de esta energía" ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace. "Ser pronuclear es contrario a los intereses energéticos y económicos del Estado, y el Gobierno debe tenerlo en cuenta en su reforma energética".
La Comisión Europea ha publicado hoy su evaluación de las pruebas llevadas a cabo por los reguladores nucleares en las centrales nucleares de Europa, cuya realización se anunció tras la catástrofe nuclear de Fukushima. Este informe se presentará en el Consejo Europeo del 18 y 19 de octubre.
Entre los cientos de problemas detectados se encuentran casos como la existencia de cuatro reactores que tienen menos de una hora para restaurar las funciones de seguridad en caso de que se produjera una caída eléctrica, o que diez reactores no tienen el equipo adecuado para detectar terremotos. La Comisión Europea estima que el coste para hacer frente a estas deficiencias podría ser de 25.000 millones de euros.
La Comisión no ha considerado algunos aspectos fundamentales como los fallos múltiples que ocurrieron en Fukushima, los impactos debidos a accidentes de aviones o los asuntos relacionados con el terrorismo.
Tampoco se ha incluido el envejecimiento de las centrales atómicas por lo que estas pruebas no detectaron los fallos revelados en las centrales nucleares belgas Doel-3 y Tihange 2, cuyas vasijas del reactor fueron fabricadas por la misma compañía que fabricó el de Garoña y el de Cofrentes (actualmente el CSN evalúa la documentación correspondiente).
Alrededor de la mitad de las nucleares europeas tienen problemas especialmente preocupantes, ya sea porque carecen de contención secundaria, que es la estructura que rodea la contención primaria y que actúa como barrera adicional para controlar la liberación de productos de fisión (2), o porque los reactores son antiguos.
Greenpeace presentó un análisis independiente en el que ya se señalaban estos fallos y concluía que mientras se implementan todas estas mejoras, las centrales nucleares afectadas deben estar fuera de operación. Greenpeace considera que es necesario avanzar hacia un modelo energético basado en un sistema energético basado 100% en energías renovables y en la eficiencia cuya viabilidad técnica y económica está sobradamente demostrada, que aumenta la independencia energética de España, y que la propia Comisión Europea muestra en su Hoja de Ruta.
Notas:
(1) La central nuclear de Santa Maria de Garoña cerrará dentro de nueve meses porque: la empresa renunció a solicitar la ampliación de su explotación a pesar de todas las ventajas ofrecidas por el Ministerio de Industria; ese mismo Ministerio denegó la ampliación para la solicitud; el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ya emitió la instrucción técnica para comenzar el proceso de cierre. Finalmente Nuclenor renuncia a recurrir estas decisiones.
(2) En España disponen de contención secundaria la central nuclear de Garoña (Burgos), Cofrentes (Valencia) y Trillo (Guadalajara).