Comunicado de prensa - marzo 1, 2011
Greenpeace ha enviado esta mañana un burofax a la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Ana Botella Gómez, en el que se le exige que se retracte públicamente de sus acusaciones de violencia hacia los activistas de Greenpeace que llevaron a cabo una acción de denuncia pacífica en el interior de la central nuclear de Cofrentes el pasado 15 de febrero.
Mediante esta acción, en la que varios activistas pintaron en la pared de una de las torres de refrigeración el texto
'Peligro Nuclear', quedó en evidencia la falta de seguridad de la central.
De no producirse tal rectificación, Greenpeace no excluye ejercer las acciones legales que en Derecho le correspondan para defender el buen nombre de la organización y de sus activistas.
Como manifiesta la directora ejecutiva de Greenpeace, Miren Gutierrez, en su escrito a la delegada del Gobierno: “Esas acusaciones son totalmente infundadas, pues esta acción, como todas las que realizan los activistas de Greenpeace, ha sido pacífica y en defensa del derecho al medio ambiente. De hecho, durante la declaración de los agentes de seguridad de la central ante la Guardia Civil quedó demostrada la actuación no violenta de los activistas de Greenpeace.
Según los propios agentes, 'la actitud de los activistas no fue violenta ni agresiva en ningún momento'. Uno de los vigilantes jurados de la central fue mordido por su propio perro y otro se enganchó en un alambre de espino, por lo que no se produjo ninguna agresión hacia ellos por parte de ningún activista”.
Además de la actitud no violenta de los activistas, mediante una llamada a la Sala de Emergencias (SALEM) del Consejo de Seguridad Nuclear, Greenpeace avisó desde un primer momento a las autoridades de la entrada de los activistas para efectuar una protesta pacífica en el interior de la central nuclear de Cofrentes.
Ese mismo día, la delegada del Gobierno de Valencia efectuó declaraciones a los medios de comunicación con respecto a esta protesta en las que reiteradamente calificó de “violenta” y de “agresiva” la actuación de los activistas.
La delegada llegó a asegurar que uno de los activistas había atacado con una radial a uno de los vigilantes de la central nuclear. Greenpeace asegura que esa afirmación es absolutamente falsa y que lo que sucedió en realidad fue que ese vigilante se cortó accidentalmente con el alambre de espino especial de una de las vallas de seguridad de la instalación.
“Lamentamos la equivocada valoración de la delegada del Gobierno de la protesta pacífica de los activistas de Greenpeace así como sus desafortunadas declaraciones al respecto, y sentimos que, ante la ausencia de argumentos, haya caído en la descalificación, acusando a los activistas pacíficos de Greenpeace de actos que nunca han cometido”,
concluye Miren Gutiérrez.