Comunicado de prensa - septiembre 25, 2006
La central nuclear de Garoña sufrió hoy una nueva parada no programada. Es el segundo incidente de seguridad conocido en lo que va de mes, esta vez debido a un fallo humano en unas operaciones de mantenimiento en el sistema de limpieza del agua del reactor.
Acción de Greenpeace en Garoña, para pedir al Gobierno el cierre de la central nuclear de Garoña, que sufre un imparable proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a componentes de la vasija del reactor, fundamentales para la seguridad.
Según ha explicado el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a
Greenpeace, durante las labores de mantenimiento un fallo humano
provocó que saltara un relé de una bomba del sistema de limpieza de
agua del reactor. Esto produjo un cortocircuito que provocó la
caída de la tensión de una barra de suministro eléctrico que
alimentaba las bombas de recirculación de agua del circuito
primario y las bombas de agua de alimentación.
El de hoy es el segundo suceso con repercusión en la seguridad
de la central, ya que el pasado 13 de septiembre, el CSN confirmó
que se había detectado en Garoña un fallo en las protecciones
eléctricas del sistema de baterías.
Greenpeace reitera que, debido al peligroso funcionamiento y al
evidente agotamiento de la vida útil de Garoña, es un error esperar
hasta 2009 para proceder a su cierre definitivo, como ha decidido
hacer el Gobierno. Es necesario cerrar esta central nuclear de
forma inmediata.
Los hechos demuestran continuamente que la seguridad de Garoña
está seriamente degradada, tanto por problemas técnicos como por
los fallos derivados de la deficiente cultura de seguridad del
operador (Nuclenor). Su funcionamiento entraña un riesgo
inaceptable para la seguridad pública y el medio ambiente. Además,
su aportación eléctrica es prescindible (menos de 1,5% del total
nacional en 2005) y está más que compensada por la producción del
régimen especial (renovables y cogeneración).
En cuanto a la pésima cultura de seguridad de Nuclenor, basta
recordar el más grave suceso ocurrido recientemente. En noviembre
de 2005 se descubrió que la central había estado operando más de
siete meses sin que funcionara la instrumentación post-accidente y
sin que nadie en Nuclenor se hubiera dado cuenta de ello.
Este fallo es tan grave que fue calificado dentro de la Escala
Internacional de Sucesos Nucleares, como de nivel 1. Según el
propio informe del CSN, en caso de que en ese periodo de siete
meses se hubiera producido un accidente con liberación radiactiva a
la atmósfera de la contención, ese fallo en la instrumentación
post-accidente podría haber llevado tomado decisiones equivocadas
que habrían puesto en riesgo el propio edificio de contención.