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El tiempo se termina mientras los líderes del G8 continúan retrasando la acción en temas como el cambio climático o la crisis alimentaria

Comunicado de prensa - julio 9, 2008
“Han sido tres días perdidos que el mundo no puede permitirse. El G8 no ha aportado nada nuevo en relación con la crisis alimentaria, ha dado una mala respuesta al tema de la subida del precio del petróleo y ha evitado actuar en contra del cambio climático” -ha afirmado Daniel Mittler, consejero de Greenpeace en materia de política internacional.

Central eléctrica de carbón alemana más contaminante, RWE central de carbón marrón, Frimmersdorf

En relación con el clima:

Los países industrializados han fallado al no establecer objetivos vitales para el año 2020 a causa de la intransigencia de Bush, Harper y Fukuda. Estos objetivos son esenciales si el mundo tiene que acordar un plan de rescate para el clima en Copenhagen en 2009. Los países en desarrollo estaban preparados para movilizarse en este sentido.

En relación con la energía nuclear:

Bush, Berlusconi, Brown y otros han abusado de esta reunión, uitilizándola para hacer lobby en favor de sus grandes compañías energéticas, defendiendo la energía nuclear a pesar de su peligrosidad, su elevado coste y las dificultades  que presentan para asegurarla debido sus riesgos en materia de responsabilidad civil. Es un hecho que, hoy en día, la energía nuclear está basada en reactores inseguros, produce residuos letales cuyo depósito no ofrece garantías de seguridad y lleva aparejados elevados riesgos de fugas, accidentes y proliferación de armas atómicas. Por lo tanto, decir que la energía nuclear va a salvar el clima es, además de absurdo, peligroso. Necesitamos una revolución energética basada en la eficiencia y el uso de energías renovables para evitar los efectos más devastadores del cambio climático y garantizar la seguridad energética.

En relación con la crisis alimentaria:

Los líderes del G8 se decantan por las mismas políticas equivocadas basadas en la agricultura industrial que han minado la seguridad alimentaria global y nos han llevado a la actual crisis alimentaria. Es asombroso cómo, incluso ante los precios astronómicos de determinadas materias primas esenciales en el mercado mundial, los líderes del G8 siguen repitiendo su viejo mantra acerca de cómo los países deberían confiar en el mercado global para su seguridad alimentaria.   

Las soluciones, en cambio, radican en redirigir la inversión pública hacia métodos de cultivo ecológicos que, como ya se ha demostrado, proporcionan mayor producción, mejores alimentos y más resistencia al cambio climático. Si continuamos tratando nuestro suelo como basura y contaminando nuestra agua con compuestos químicos tóxicos no solucionaremos la crisis alimentaria actual.  

En relación con el comercio:

El ritual del G8 de pedir un final rápido de las conversaciones de Doha Round acerca de comercio internacional podría resultar, incluso, divertido si no fuera porque la futura liberalización del comercio desatará el desastre para las sociedades más pobres y para el medio ambiente. Ya es hora de que los líderes del G8 admitan que sus viejas políticas han fallado y empiecen a construir un sistema de comercio basado en la equidad y la sostenibilidad. Seguir con las políticas de siempre ya no es una opción viable.