Acción de Greenpeace en Garoña, para pedir al Gobierno el cierre de la central nuclear de Garoña, que sufre un imparable proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a componentes de la vasija del reactor, fundamentales para la seguridad.
Este problema venía sucediendo, según el CSN, desde el 15 de
julio pasado, de lo que este organismo no había informado hasta
ahora, y se detectó cuando en las pruebas realizadas a esas
baterías se constató una capacidad inferior a la requerida. En las
nuevas pruebas realizadas el pasado martes, se volvió a reproducir
el mismo resultado fallido. Ello ha forzado a la sustitución de las
mismas y al CSN a calificar el suceso de Nivel 1.
Ante la escasa información proporcionada al respecto tanto por
el CSN como por el titular de la central, Nuclenor, Greenpeace
solicitará al CSN información más detallada sobre el motivo por el
que estas baterías no habían sido sustituidas cuando se detectó que
fallaban en primera instancia.
Este es el cuarto suceso notificable sucedido en Garoña en lo
que va de año, el segundo en este mes. Ha habido además otros
problemas de seguridad de los que el CSN no ha informado
públicamente y que han llevado a la central a realizar al menos una
parada para llevar a cabo distintas reparaciones en elementos
importantes para la seguridad, como es el sistema de ventilación
del aire del interior de la contención primaria.
Los sucesos notificables del 14 de agosto y del 29 de julio
pasados, se debieron a errores humanos, por fallos en la
interpretación de diversas instrucciones, o por errores en
procedimientos, lo que es un reflejo de la mala cultura de
seguridad del operador.
Así en el primero de éstos, se produjo, según el CSN, "una
interpretación inadecuada de la Acción prevista en el Manual de
Requisitos de Operación, que se debe tomar en caso de
inoperabilidad del equipo de extinción de incendios de esa barra de
alimentación eléctrica, [lo que] hizo que no se estableciera una
vigilancia continua por personal especializado prevista en dicho
Manual".
En el segundo, se detectó que no era completo el procedimiento
de vigilancia del enclavamiento de la esclusa de acceso del
personal al interior de la contención primaria, al no verificar la
imposibilidad de doble apertura de las puertas en ambos
sentidos.
El que se produjo el 14 de marzo, se debió a un fallo técnico en
un equipo, una desviación en la medida del caudal superior a la
considerada como aceptable en el caudalímetro del Sistema de
Tratamiento de Gases del Condensador.
Ante el cúmulo de problemas técnicos y errores humanos en la
central nuclear de Garoña, Greenpeace pide al Gobierno y al
Presidente Zapatero que cumplan sin más demora su promesa de cerrar
la central nuclear de Garoña, así como la de presentar un plan de
cierre de las demás centrales nucleares.
El funcionamiento peligroso de la central nuclear de Garoña,
debido al agotamiento de su vida útil y sus graves problemas de
seguridad (aparición de grietas por corrosión en diversos
componentes de la vasija del reactor y graves fallos en su cultura
de seguridad), su negativo impacto medioambiental, social y
económico (la devaluación sobre los recursos agrícolas ganaderos y
naturales de su entorno y sobre las actividades económicas
asociadas a los mismos), hacen deseable su cierre inmediato y
definitivo.
Además, su escasa aportación a la red eléctrica (menos del 1,3%
del total) hacen muy fácil prescindir de esta obsoleta instalación,
ya totalmente amortizada por la compañía propietaria (Nuclenor).
Ésta poco significativa contribución de Garoña a la red eléctrica
está en la actualidad más que sobradamente compensada por la
producción mediante fuentes de energía renovable.