Ambos estudios muestran claramente que la pesca pirata de atún rojo está extendida en la región, y los responsables del agotamiento del atún rojo son miembros de la CICAA, la organización que supuestamente gestiona la pesquería.
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Un pequeño número de compañías e inversores dedicados al engorde de atún se están quedando con lo que antes era un recurso común compartido por cientos de pescadores que vivían del atún rojo en el Mediterráneo.
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Durante un mes el Esperanza ha visitado algunos de los
principales caladeros de atún de la región, incluyendo las Islas
Baleares, el Norte de Egipto y el sur de Turquía. Greenpeace ha
documentado la actividad de las principales flotas en el
Mediterráneo (2) y ha hablado con los capitanes de estos barcos.
Todas las evidencias confirman el mal estado de la pesquería en
toda la región.
La situación es muy preocupante allí donde ha llegado la
expedición. El Esperanza pasó una semana con las flotas francesa y
española y éstas no encontraron un solo atún. La flota turca está
preocupada por el descenso en el tamaño del atún que capturan, que
es evidente pese a que sólo han estado pescando en esta zona
durante los últimos cinco años.
"La industria pesquera no ha aprendido nada del agotamiento del
bacalao en Terranova o del atún rojo en el Atlántico occidental.
Simplemente repiten los mismos errores del pasado en una carrera
por capturar los últimos atunes. Puede que ahora estemos
presenciando el colapso de la pesquería de atún rojo en el Mar
Mediterráneo", -afirmó Sebastián Losada, responsable de la campaña
a bordo del Esperanza.- "La intensa sobreexplotación del recurso en
la pasado década por parte de empresas sin escrúpulos ha provocado
una crisis aguda y la Comisión Internacional para la Conservación
del Atún Atlántico (ICCAT), encargada de regular la pesquería, ha
mostrado ser completamente incapaz de hacer cumplir las
normas".
En mayo, Greenpeace publicó un informe (3) denunciando el grave
agotamiento del atún rojo en el Mediterráneo y demostrando que
hasta 45.000 toneladas de atún rojo podrían haber sido capturadas
en 2004 y 2005, pese al hecho de que sólo 32.000 toneladas pueden
capturarse legalmente. Durante el pasado mes, los pescadores con
los que Greenpeace ha hablado admitieron que las cuotas no se
respetan y que no existe un control efectivo sobre la pesquería.
Otras evidencias de la mala gestión de la pesquería encontradas por
Greenpeace incluyen la presencia de palangreros japoneses faenando
al Sur de Sicilia en el mes de junio, en el que la pesca de atún
rojo está prohibida, o actividades de trasbordo de pescado que
proporcionan una puerta abierta para que las capturas ilegales
puedan llegar al mercado sin ser debidamente controladas (4).
Greenpeace demanda a los países del Mediterráneo la protección
del atún rojo en sus zonas de reproducción así como medidas que
garanticen un control efectivo de la pesquería (5).
NOTAS:
(1) La expedición ha expuesto ya amenazas para los océanos como
la caza de ballenas en la Antártida y la pesca pirata en África
Occidental, y ha documentado los hábitats de las grandes
profundidades en la zona próxima a las Azores.
(2) El Esperanza ha documentado las actividades de las flotas
francesa, española y turca, así como operaciones de remolque entre
Libia e Italia, Turquía y granjas de atún en Turquía y Chipre.
(3) Direcciones web del informe de atún y el resumen.
(4) Greenpeace observó la actividad de de ocho a nueve
palangreros japoneses pescando en el Sur de Sicilia
(aproximadamente en posición 32 º 35.34 N, 29º 48.89 E) el pasado
seis de junio. El 17 de junio Greenpeace encontró al ex-palangrero
"206 Melissa", abanderado en Guinea Conakry, en posición 36º 12.67
N, 31º 41.67 E, al sur de Turquía. La tripulación del barco afirmó
que el buque estaba operando con reefer (barco de transporte)
recibiendo atún rojo de los buques pesqueros de la zona.
(5) Greenpeace demanda a la CICAA:
- un programa de recuperación del atún rojo a largo plazo basado
en el principio de precaución, que incluya una reducción sustancial
de la cuota de atún rojo y la protección de las zonas de
reproducción de la especie;
- un nuevo tamaño mínimo de captura que se ajuste a la edad de
madurez sexual de la especie;
- la expansión del cierre de la pesquería para garantizar un
descenso inmediato y controlable del esfuerzo pesquero sobre la
población;
- un programa independiente de observadores tanto a bordo de los
buques atuneros como en las granjas de engorde de atún que registre
y comunique las capturas para asegurar que no se capturan
juveniles, que la cuota es respetada y que la información necesaria
para gestionar de forma sostenible la pesquería está
disponible.