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Greenpeace exige al CSN que no arranque la Central Nuclear de Vandellós hasta que no se subsanen las deficiencias encontradas

El cúmulo de recientes fallos y deficiencias en Vandellós-2 demuestra que el CSN no debió permitir que la central volviera a arrancar en septiembre del año pasado

Comunicado de prensa - abril 5, 2006
Tan sólo unos días después de que el 21 de marzo el Inspector Residente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) descubriera nuevas deficiencias en los procedimientos de vigilancia del Sistema de Protección Contra Incendios (PCI), a raíz de las cuales se ponían de manifiesto anomalías en las mantas de protección contra incendios de determinados conductos eléctricos e incumplimientos de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (que habrá que esperar a ver si son objeto de sanción o ignorados por el CSN, como viene siendo habitual).

Activistas de Greenpeace "cierran" la nuclear de Vendellós-2 para recordar a Zapatero su compromiso de abandonar la energía nuclear. En la imagen activistas dentro de la central de Vandellós-2.

El jueves pasado, día 30 de marzo, la central tuvo que parar repentinamente debido a la detección de trozos de metal sueltos dentro del circuito primario del reactor, concretamente en uno de los tres Generadores de Vapor.

Tras esperar desde el jueves a que disminuyese la altísima radiactividad en el circuito primario, por fin este lunes, día 3 de abril, se recuperaron varias piezas metálicas sueltas en el Generador de Vapor (GV) afectado que, según ha informado el CSN a Greenpeace, proceden de uno de los tornillos roscados que sujetan los tubos de protección de las barras de control del núcleo.

Estas barras son elementos esenciales de seguridad, ya que sirven para parar la reacción en cadena en el núcleo del reactor en caso de accidente. Los tubos que protegen las frágiles barras de control se sujetan a una gruesa plancha de acero colocada encima del combustible del núcleo mediante dos de estos tornillos. Uno de ellos es el que se ha roto. La tremenda velocidad con la que circula el agua del sistema primario ha empujado con enorme fuerza las piezas sueltas de ese tornillo (junto con sus tuercas y arandelas) desde el interior del núcleo hacia el GV, donde han impactado violentamente y en repetidas ocasiones sobre su placa de tubos (de la que nacen miles de tubos de pequeño diámetro para trasmitir el calor del agua radiactiva que pasa por el núcleo al agua sin contaminar del circuito secundario) provocando visibles daños importantes en dicha placa. Se desconoce si más allá de los desperfectos visibles en el GV existen otros daños en el sistema primario, algo que habrá que investigar.

Todo parece indicar que la rotura del tornillo no es fruto de la casualidad, sino que se ha excedido, o está próximo a hacerlo, el tiempo recomendado por el suministrador para sustituir todos estos tornillos, que están sometidos continuamente a importantísimas tensiones dentro del núcleo, como lo prueba que ya estaba programa su sustitución en la recarga del próximo año. Pero los acontecimientos se han precipitado, demostrando que el accidente de agosto del 2004 en el Sistema de Agua de Servicios Esenciales, y las gravísimas deficiencias que se descubrieron a raíz del mismo, no fueron hechos aislados, sino el resultado de muchos años de hacer caso omiso del progresivo deterioro de los componentes de seguridad de la central, dando prioridad al beneficio económico.

"La permisividad y la falta de rigor del CSN permitió que Vandellós-2 arrancara en septiembre de 2005 sin que la central hubiese resuelto completamente las graves deficiencias que afectan a equipos y componentes sometidos a corrosión y a envejecimiento y sin restaurar el 100% de las condiciones de seguridad" declaró Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace en temas nucleares. En efecto, a lo largo de la parada prolongada del 2005 no se hizo una revisión integral de todos los componentes de Vandellós-2 sometidos a corrosión o envejecimiento de la central, como el tornillo que ha fallado, como denunció Greenpeace en su momento.

La situación tras este nuevo incidente es crítica, puesto que si se permite arrancar a la central, cualquiera otro de los más de 100 tornillos restantes en los tubos de las barras de control del núcleo podría desprenderse en cualquier momento y las consecuencias de ello serían impredecibles. Todavía sería peor si el tubo de protección de las barras de control afectado perdiese el otro tornillo de sujeción, ya que entonces se podrían producir graves daños a los elementos combustibles del núcleo o a los delicados instrumentos ubicados en la parte superior del núcleo, por encima del combustible. Por eso el CSN no puede ceder al permanente chantaje de las empresas propietarias, que ya están preparando unos estudios para justificar lo injustificable: que la central puede seguir operando de forma segura hasta la próxima recarga, para lo que falta más de un año.

"El CSN no puede ceder al chantaje de la industria nuclear y permitir que Vandellós-2 arranque de nuevo, con evidente riesgo de que cualquier otro tornillo o el tubo de protección afectado se desprendan y puedan provocar graves daños en el combustible o en los instrumentos del núcleo del reactor," declaró Bravo.

La central debe pararse el tiempo necesario, ya sean meses o años, para hacer una revisión íntegra y completa de sus condiciones de seguridad y corregir plenamente las múltiples deficiencias de las que adolece. La Comisión Reguladora Nuclear americana (NRC) mantuvo tres años parada a la central de Davis-Besse por un incidente menos importante que el de 2004 en Vandellós 2, tal como se reconoce en uno de los informes de los técnicos del CSN. Sin embargo, la presión del lobby nuclear español y la debilidad de un organismo regulador directamente vinculado a las empresas eléctricas propietarias de las centrales y a sus ingenierías, propiciaron el arranque anticipado de la central en septiembre de 2005 sin que ésta reuniera las condiciones de seguridad necesarias para ello, tal como ha denunciado Greenpeace en repetidas ocasiones.

Greenpeace pide a los grupos políticos que tomen nota de la enésima deficiencia en las centrales nucleares españolas y que exijan al Gobierno el cierre ordenado de las mismas en el menor plazo de tiempo posible, así como que se tramite con carácter de urgencia una reforma legal profunda del CSN que elimine de raíz las vinculaciones que mantiene este organismo con la industria y promueva la aplicación rigurosa de las normas y la imposición de sanciones ejemplares cuando éstas se incumplen. Ejemplos recientes en las centrales de Ascó y de Cofrentes demuestran que el CSN no tiene el menor interés en sancionar incumplimientos de las ETF, haciendo caso omiso de los mismos o sustituyendo las sanciones por ridículas cartas de reprobación, que no sólo no son persuasivas, sino que producen el efecto contrario, ante la evidencia de que el CSN deja impunes conductas contrarias a la seguridad.

"El CSN debe mantener parada la central de Vandellós-2 para investigar las nuevas deficiencias detectadas en el sistema de protección contraincendios y en los tornillos de los tubos de protección de las barras de control, así como otras posibles deficiencias en otros componentes, y sancionar de manera ejemplar a la central", añadió Bravo.