Comunicado de prensa - marzo 9, 2010
Ayer comenzó en Aomori (Japón) la segunda parte del juicio contra los activistas Junichi Sato y Toru Suzuki, que denunciaron las ilegalidades y malversaciones que existen tras la caza de ballenas “científica” japonesa. La organización ecologista denuncia que los argumentos de la acusación se caen por su propio peso entre contradicciones e incongruencias y asegura que cada vez más evidente es la necesidad de reabrir la investigación para encontrar a los verdaderos delincuentes.
El próximo lunes se celebrará el juicio contra los dos activistas japoneses (Junichi y Toru) que denunciaron un escándalo de contrabando de carne de ballena. Acto de protesta en Suecia a favor de los activistas de Greenpeace.
En esta parte del juicio han comenzado a declarar los testigos de la defensa. Un antiguo trabajador de la flota ballenera japonesa ha sido hoy el centro de las alegaciones. En su declaración ha constatado la malversación institucionalizada con la que el Gobierno japonés financia el programa "científico" de caza de ballenas.
El primero en declarar ha sido un ex-tripulante de un barco ballenero. Varias de sus afirmaciones, como el simple hecho de que no fuese interrogado en la investigación oficial, evidencian que no se realizó una investigación correcta de las denuncias presentadas por Greenpeace, lo que contradice las afirmaciones de la acusación y provoca una duda más que razonable sobre la propia base de las pruebas contra Junichi y Toru.
El testigo incluso ha afirmado que era una práctica común en la tripulación seleccionar la carne de crías de ballenas cazadas para consumo particular. Esta carne es "más jóven y tierna, perfecta para hacer el mejor unesu (bacon de ballena)", aseguró.
Hoy ha declarado un miembro de la tripulación ya jubilado, que ha detallado cómo durante sus 40 años como trabajador fue testigo de la corrupción de los barcos balleneros japoneses en el Santuario de la Antártida. Este testigo, que actuó como informador de Greenpeace, ha asegurado que la policía japonesa había tratado de convencerlo para cambiar su declaración antes del juicio, algo que no consintió.
Este testigo ha declarado detrás de una pantalla para proteger su identidad de todos, excepto de los jueces y representantes legales, por miedo a las posibles represalias sobre su testimonio incriminatorio. En su declaración ha quedado claro que se enviaba carne de ballena a los miembros del parlamento japonés, a funcionarios de la Agencia Pesquera de Japón y al Instituto para la Investigación de Cetáceos.
Estos testigos están contradiciendo totalmente las pruebas presentadas en el informe oficial de Kyodo Senpaku, el operador de la flota. Hasta ahora, los testigos llamados a declarar han puesto en duda la fiabilidad de las pruebas oficiales contra Sato y Suzuki. En 2008, la Agencia Pesquera de Japón pidió al Instituto para la Investigación de Cetáceos y a Kyodo Senpaku realizar una investigación interna de las alegaciones de malversación presentadas por Greenpeace. Se indicó que todos los miembros de la tripulación habían sido interrogados y sometidos a una investigación exhaustiva, sin embargo, ninguna de las pruebas de corrupción pudieron ser encontradas.
El juicio continuará durante esta semana y en el mes de mayo. Esta semana también declarará el Dr. Dirk Voorhoof un experto en los derechos de Libertad de Expresión. El veredicto final se conocerá durante el mes de junio.