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Greenpeace critica el trato benévolo del CSN hacia Ascó I, a pesar de la gravedad del escape radiactivo

La multa máxima que tendría que pagar Ascó I sería equivalente a lo obtenido en tan sólo dos semanas de funcionamiento

Comunicado de prensa - agosto 18, 2008
A pesar de la apariencia de sus cifras, las sanciones incluidas en la propuesta de expediente sancionador a la central nuclear Ascó I (Tarragona) presentada hoy por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (MITyC), resultan decepcionantes e implican un trato muy favorable a la central. La multa máxima, en caso de aplicarse el tramo más alto en todas las sanciones propuestas, alcanzaría los 22 millones de euros, que es el equivalente al beneficio que obtienen en tan solo unas dos semanas de funcionamiento de la central (1,2 MEUR de beneficio diario por la venta de electricidad).

Central nuclear de Ascó, Tarragona

Más que aumentar la cantidad económica de la sanción, el CSN tendría que haber calificado las sanciones como "muy graves" ya que del escape (sucedido a finales de 2007 y que la central ocultó durante varios meses incluso al propio CSN) se ha derivado un peligro grave para la seguridad o la salud de las personas y para el medio ambiente. Sin embargo, con este expediente sancionador el CSN redunda en la actitud que ha elegido desde el primer momento: minimizar la relevancia del accidente en beneficio de los propietarios de la central nuclear.

El análisis realizado por Greenpeace a partir de los datos proporcionados por el propio CSN demuestra que más del 86% de las partículas calientes recogidas hasta principios de junio de 2008 (cerca de un millar, que es sólo una pequeña fracción del total de partículas que se liberaron al medio ambiente), producían una radiactividad suficiente como para superar los límites legales aplicables a miembros del público en caso de contaminación interna. Y más del 27% del total de partículas producirían dosis superiores a 20 mSv, límite legal de los trabajadores en un año.

Para tres de esas partículas, el CSN consigna tasas de dosis de nada menos que 1 mSv/h, que es el nivel mínimo para la clasificación de zona naranja en una central nuclear, que es una zona de permanencia estrictamente reglamentada. Estas tres partículas darían lugar a unas dosis superiores a 216 mSv en 9 días, lo que equivale a 400 veces por encima del límite del público. Estos niveles de radiactividad son suficientemente elevados como para que también se deban analizar supuestos de exposición y contaminación externa, ya que las dosis equivalentes que producirían en órganos como la piel o las extremidades serían muy elevadas, muy por encima de los límites aplicables.

Además, las sondas de detección de la Red de Vigilancia Radiológica Ambiental (REVIRA) del CSN detectaron con total claridad la fuga, incluso en sondas separadas por decenas de kilómetros entre sí. Así pues, las gráficas comparativas de una sonda ubicada en la propia central y de otra ubicada en la playa de la Almadraba, a unos 50 kilómetros de la central, dan plena constancia de que los picos de radiactividad medidos en ambas estaciones no sólo no eran medidas espurias, como en su día aseguró el CSN, si no que existe una evidente correlación entre los momentos en los que se arrancó el sistema de ventilación normal del edificio de combustible y las emisiones de radiactividad al medio ambiente detectadas en ambas estaciones de la red.

A todas luces, gracias a la benevolencia del CSN, a Ascó I le va a salir más barato pagar una multa ridícula por haber ocultado conscientemente el escape radiactivo durante meses mientras mantenía la central en marcha, que haberse comportado responsablemente y haber parado la central cuando se produjo la contaminación del sistema de ventilación a finales de noviembre de 2007"/, -ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.

Ante la operación irresponsable de Ascó I por parte de la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV), Greenpeace exige al CSN y al Gobierno que retire la licencia de explotación a ANAV y suspenda cautelarmente la actividad de estas centrales nucleares.

En 2005, otro grave suceso en la central Vandellós II, también gestionada por ANAV, supuso otro Nivel 2 en la INES. Ese suceso, que fue calificado por el CSN como "el más grave después del accidente de Vandellós I en 1989", también fue ocultado por ANAV durante meses. El CSN reconoció, en una investigación parlamentaria, que en el caso citado de Vandellós II, ANAV priorizó sus intereses económicos a la seguridad y mantuvo esa central funcionando en condiciones de "seguridad degradada".

A pesar del escándalo social y político que ello supuso, ANAV no aprendió ninguna lección y siguió operando de forma irresponsable sus centrales, como ha demostrado el escape radiactivo de Ascó I. Al igual que entonces, el CSN y el Gobierno siguen actuando de forma permisiva con las centrales nucleares.