Los orangutanes, que sólo viven en las islas del sudeste asiático,se encuentran en peligro de extinción por la desaparición de su hábitat.En la imagen un ejemplar joven.
Los orangutanes, que sólo viven en las islas del sudeste asiático, se encuentran en peligro de extinción por la desaparición de su hábitat.En la imagen un ejemplar joven.
Área de bosque recién quemada. Kalimantan, Indonesia.
Los orangutanes, que sólo viven en las islas del sudeste asiático,se encuentran en peligro de extinción por la desaparición de su hábitat. En la imagen un ejemplar joven.
Más de 30 activistas voluntarios de Greenpeace trabajan junto a vecinos de la zona en Sumatra (Indonesia) para contener las turberas.
Más de 30 voluntarios trabajarán durante una semana con los
habitantes de la cercana aldea de Kuala Cenaku para construir los
diques. Con ellos se pretende evitar el drenaje de las turberas y
la consecuente liberación del dióxido de carbono (el principal gas
causante del efecto invernadero) que almacenan [1]. Los diques también
evitarán que la empresa aceitera queme ilegalmente las turberas que
actualmente se encuentran inundadas (paso previo a la plantación de
los ejemplares jóvenes de palma aceitera), lo que agravaría el
calentamiento global.
"Las empresas de aceite de palma están incumpliendo la ley y
drenando los importantes bosques de turberas que aún se conservan
en Indonesia", afirmó Hapsoro, responsable de la campaña de Bosques
de Greenpeace en el sudeste asiático. "Con esto agravan
considerablemente el problema del cambio climático".
Según las investigaciones llevadas a cabo por Greenpeace en el
Campamento en Defensa de los Bosques instalado cerca de las
plantaciones de palma en Riau, PT Duta Palma y sus empresas
filiales están violando flagrantemente las normativas indonesias de
gestión forestal y un decreto presidencial indonesio diseñados para
proteger las turberas [2].
Greenpeace ha establecido un Campamento en Defensa de los
Bosques coincidiendo con la preparación de las negociaciones
internacionales sobre el protocolo de Kioto que tendrán lugar en
Bali, Indonesia, en diciembre, y para demostrar cómo la
deforestación contribuye al calentamiento global. La organización
está presionando para que se incluya en el tratado el objetivo de
acabar con la deforestación, además de que se endurezcan los
objetivos de obligado cumplimiento para reducir las emisiones
procedentes de los usos energéticos. Greenpeace también quiere que
el gobierno indonesio introduzca de inmediato una moratoria sobre
la destrucción de los bosques de turberas y que asegure el
desarrollo de un plan de acción efectivo contra los incendios
forestales.
Las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a la
deforestación suponen cerca de una quinta parte del total de estas
emisiones. La destrucción de los bosques pantanosos de turberas es
el origen de las altas emisiones de CO2 de Indonesia que, según los
últimos cálculos, hacen de este país el tercer mayor emisor de
gases de efecto invernadero, sólo por detrás de China y EE.UU [3].
Evitar los serios impactos del cambio climático requiere grandes
recortes en las emisiones derivadas de usos energéticos y una
completa erradicación de la deforestación, según las conclusiones
del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones
Unidas, el grupo de científicos que ha sido galardonado
recientemente con el Premio Nobel de la Paz por su trabajo.
"Detener la deforestación debe ser una prioridad de los
gobiernos y un objetivo firme en la siguiente fase del Protocolo de
Kioto", afirmó Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de
Bosques de Greenpeace España. "Proteger lo que aún queda de los
bosques del planeta supondrá una reducción significativa, así de
claro y simple. También asegurará el estilo de vida de millones de
personas que dependen de los bosques para su supervivencia y
protegerá a una enorme cantidad de plantas y animales por todo el
planeta".
Greenpeace cree que todavía es posible evitar que los peores
impactos del cambio climático -tales como los sucesos
meteorológicos extremos, las crisis hídricas y la escasez de
alimentos- pongan a millones de personas en peligro. Aunque para
ello es necesario una revolución en nuestra forma de producir
energía y un fuerte compromiso para detener la deforestación a
escala mundial. Con ese fin, más gobiernos deben comprometerse con
unos objetivos de reducción de las emisiones mucho más ambiciosos
en la segunda fase del Protocolo de Kioto. Esto debe acordarse en
la próxima conferencia sobre el clima que se celebrará en Bali en
diciembre.
Notas:
[1] Wetlands
International estima que entre 1997 y 2006 los incendios de bosques
de turberas en el sudeste asiático han emitido cada año 1.400
millones de toneladas de dióxido de carbono, con otros 600 millones
de toneladas anuales emitidas por la descomposición causada por los
drenajes.
[2] El decreto
presidencial sobre Gestión de las Áreas Protegidas, Nº32/ de 25 de
julio de 1990, especifica que "las cabeceras de los pantanos y las
turberas de más de tres metros de profundidad deben ser
protegidos".
Los criterios del Ministerio de Bosques de Indonesia para elegir
las áreas en las que instalar plantaciones de palma de aceite,
Nº376/1998 de 8 de abril de 1998, es una normativa sobre "Los
criterios para la ubicación de plantaciones de aceite de palma en
espacios forestales" y establece que "no están permitidas las
plantaciones sobre suelos de turberas con más de dos metros de
profundidad".
Las investigaciones realizadas por Greenpeace, en conjunción con
expertos en turberas, muestran que las turberas de la concesión
otorgada a PT Duta Palma alcanzan los ocho metros de profundidad.
Esta investigación, bajo el título de Peatland Survey in Duta
Palma Concessions. Riau Province, Sumatra, Indonesia, está
disponible en
http://www.greenpeace.org/international/press/reports/palmoilexpansion.
[3] CAIT Versión 4.0.
Washington D.C. World Resources Institute, 2007.
Un breve informe sobre el Campamento de Defensa Forestal se
encuentra en:
http://www.greenpeace.org/international/press/reports/forest-defenders-camp-briefing