Comunicado de prensa - abril 21, 2005
El Gobierno cambia el trasvase del Ebro por el trasvase del Júcar-Vinalopó abandonando definitivamente su anterior defensa de una nueva cultura del agua
El Abrazo Azul en Bruselas
Con la aprobación hoy en el Congreso de los Diputados del
proyecto de Ley de modificación del PHN, el Gobierno abandona
definitivamente la nueva cultura del agua tan alabada por ellos y
se encamina hacia una política hídrica similar a la del anterior
Gobierno.
El nuevo proyecto de Ley incluye la derogación del trasvase del
Ebro y el diseño de un plan alternativo basado en la
desalinización, la modernización de infraestructuras y el ahorro.
Sin embargo, también da vía libre a la construcción, entre otras
infraestructuras, de un nuevo trasvase: el del Júcar-Vinalopó.
El Ministerio de Medio Ambiente no ha tenido en cuenta ninguna
de las alternativas que los científicos y las diferentes
organizaciones ecologistas han presentado contra este trasvase.
Tampoco la sentencia del Tribunal Supremo que declara "nulo" e
ilegal el trasvase Júcar-Vinalopó porque afecta a una cuenca
intracomunitaria sobre la que el Estado no tiene competencias.
Con esta infraestructura los cambios que el Gobierno quería
aplicar a la gestión hídrica en España se encamina a consolidar de
nuevo una oferta ilimitada favorecedora de la especulación y el
negocio del agua. "Desconocemos los fines políticos y electorales
que esconde el trasvase Júcar-Vinalopó, ya que reúne los mismos
criterios ambientales y económicos que justifican la derogación del
trasvase del Ebro", ha afirmado Julio Barea, responsable de la
Campaña de Aguas de Greenpeace.
En un país donde la escasez del agua es cada vez más evidente es
urgente aplicar políticas dirigidas a controlar la contaminación,
mejorar los canales y redes de distribución de agua (que
actualmente presentan pérdidas superiores al 30%), fomentar la
reutilización de aguas residuales, erradicar los regadíos ilegales
y hacer un ajuste real del precio del agua que fomente el ahorro.
La aprobación hoy de este proyecto de Ley nos encamina de nuevo a
un modelo insostenible e injusto muy alejado de las premisas de la
nueva cultura del agua.