Central nuclear de Garoña
Esta protesta cobra
especial relevancia ante el proyecto de la Empresa Nacional de
Residuos Radiactivos (ENRESA) de construir un cementerio nuclear
centralizado para albergar los residuos radiactivos de alta
actividad de todas las centrales nucleares españolas, instalación
que ENRESA denomina Almacén Temporal Centralizado (ATC).
Para encontrar una
ubicación para el ATC, ENRESA ha puesto en marcha recientemente un
proceso de búsqueda de municipios candidatos voluntarios para
albergar este cementerio nuclear. ENRESA pretende alentar a los
alcaldes de los municipios tentándolos con sustanciosas
"compensaciones" económicas de dinero público, actitud que
Greenpeace califica de inmoral.
La lluvia de dinero
prometida por ENRESA es lo que presuntamente ha llevado al alcalde
de Peque, un pequeño pueblo de Zamora que se siente desatendido por
la Administración, a ofrecer a ENRESA su término municipal para
construir el ATC. El alcalde de Peque ha hecho este ofrecimiento a
espaldas de sus conciudadanos y vecinos, quienes de inmediato han
mostrado públicamente su total rechazo al cementerio nuclear, como
se demostró en la manifestación celebrada en Peque el pasado 5 de
agosto.
"Con
su estrategia, basada en conseguir voluntades a base de dinero
público y al margen de la ciudadanía, ENRESA ha dejado
claro que no está interesada en buscar un amplio consenso
social entorno al problema de los residuos radiactivos”, ha
manifestado Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía
nuclear de Greenpeace.
De esta manera, ENRESA
renuncia a un amplio y previo consenso social sobre la gestión de
los residuos radiactivos y vulnera claramente la postura del
Gobierno en torno a esta cuestión.
El
Presidente del Gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero, afirmó el pasado 30 de mayo,
durante el Debate del Estado de la Nación: “El tema de
los residuos exige, sin duda alguna, un amplio consenso social de
organizaciones defensoras del medio ambiente, exige el mayor
consenso territorial posible y ojalá el mayor consenso
político, porque, como muy bien sabe S.S., es un problema de
hondo calado”.
Un problema como el de
los residuos radiactivos no se puede resolver sin un previo
consenso social y político. Es el único modo de lograr un acuerdo
sobre el modo de gestión de los residuos nucleares entre todos los
agentes interesados, incluidas las organizaciones ecologistas.
Greenpeace considera
que el problema de la gestión de los residuos de alta actividad
sólo se solucionará con un gran consenso social que pasa por poner
sobre la mesa un calendario de cierre progresivo pero urgente de
las centrales nucleares. Greenpeace pide al Gobierno que cumpla con
sus compromisos en materia de energía nuclear y residuos
radiactivos, que quedaron claramente especificados en el citado
Debate del Estado de la Nación.
La organización
ecologista advierte de que se opondrá a los planes de ENRESA de
construir un cementerio nuclear centralizado. Hasta ahora, todos
los intentos de Gobiernos anteriores de instalar un cementerio
nuclear han fracasado tras provocar una inmensa contestación
social, como en los casos del proyecto IPES (Instalación Piloto
Experimental Subterránea) en Aldeadávila de la Rivera (Salamanca),
a finales de los 80, del proyecto de un ATC en Trillo en 1989 o el
de El Berrocal, en Toledo en 1992. Posteriormente, el proyecto de
búsqueda de emplazamientos de ENRESA, ya en su fase AFA (lugares de
Alta FAvorabilidad), suscitó manifestaciones multitudinarias en
todos los lugares designados como candidatos: en Los Pedroches
(Córdoba), Arribes del Duero (Salamanca-Zamora), Sayago (Zamora),
Burgos, etc., que obligaron en 1999 al Gobierno central a suspender
indefinidamente ese proyecto.