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El informe del CSN confirma que Vandellós-2 no ha cumplido íntegramente el plan de actuación impuesto

El CSN reconoce que el suceso de corrosión del Sistema de Servicios Esenciales ha tenido consecuencias que van mucho más allá de lo inicialmente reconocido

Comunicado de prensa - agosto 18, 2005
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que el pasado viernes 12 de agosto autorizó el arranque de la central nuclear Vandellós-2, reconoce ahora en el informe técnico publicado para justificar esa decisión, que Vandellós-2, tal y como Greenpeace había denunciado días atrás, no ha cumplido íntegramente el Plan de Actuación que el propio CSN le había impuesto el pasado 12 de marzo de 2005 como condición necesaria para dar su apreciación favorable a su puesta en marcha.

Acción de Greenpeace. Activistas de Greenpeace 'cierran' la central de Vandellós-2 para recordar a Zapatero su compromiso de abandonar la energía nuclear. Vista del Arctic Sunrise frente a vandellós-2. Descargar en alta resolución

Además el CSN reconoce también en dicho informe que el suceso de corrosión del Sistema de Agua de Servicios Esenciales (sistema EF) ha tenido consecuencias más graves de lo esperado y que van mucho más allá de lo inicialmente reconocido por el titular de la central y por el propio CSN. Destaca especialmente por su importancia la presencia inesperada de agua en la solera del edificio de contención del reactor.

Greenpeace considera un grave error que el CSN se haya plegado a las presiones de las  compañías propietarias de Vandellós-2 (Endesa e Iberdrola) y haya autorizado el arranque de la central con tan graves deficiencias para la seguridad. Por ello exige que, al menos, la central se mantenga parada hasta que los sistemas afectados no hayan sido sustituidos por otros de nuevo diseño que no se vean afectados por los fenómenos de corrosión creados por el ambiente marino.

Lo primero que destaca de la lectura del informe técnico publicado por el CSN es la  magnitud de las deficiencias provocadas por la corrosión detectada inicialmente en el sistema EF y puesta de manifiesto en agosto de 2004. Además de este sistema y del de Protección Contra Incendios (sistema KC), del que apenas se había informado a pesar de encontrarse seriamente degradado, el CSN ha ocultado hasta ahora que estaban afectados otros sistemas de agua de la central, de diverso grado de importancia para la seguridad, así como conductos eléctricos y cables enterrados de alimentación eléctrica y de control de equipos e incluso el "liner" de la contención (revestimiento metálico de la contención). Destaca sobre todo esto ultimo, ya que el CSN, según su informe, sólo ha tenido noticia de ello durante las actividades en la recarga debido a que el titular no había informado, en una nueva muestra de grave falta de transparencia y de colaboración con las autoridades de seguridad.

"Es especialmente grave que el CSN reconozca ahora, con la decisión del arranque de Vandellós-2 ya tomada, y a pesar de sus promesas de total transparencia, que la central se encuentra en condiciones mucho peores de lo que inicialmente se había admitido" -declaró Carlos Bravo, responsable del Área de Energía de Greenpeace.- "Esta política de hechos consumados por parte del CSN es una burla a todos los ciudadanos y en especial a los parlamentarios que participaron en la Ponencia del Seguridad Nuclear del Congreso de los Diputados que investigó este suceso, a quienes no se informó del alcance de  los daños".

Aunque el informe del CSN no detalla el estado de degradación y las reparaciones efectuadas en los sistemas y componentes afectados, pone de manifiesto que la central y el CSN han tratado de minimizar las consecuencias del suceso. Greenpeace exige por ello que se repita la clasificación del suceso teniendo en cuenta todos los sistemas, equipos y componentes de la central afectados y no sólo el sistema EF como se hizo en el informe aprobado por el CSN el 1 de junio pasado.

Se confirma, tal y como Greenpeace había adelantado, que el CSN ha acordado autorizar el arranque de la central con una serie de deficiencias que aún no se han resuelto completamente. En primer lugar, los análisis realizados en el sistema EF, el más directamente afectado por el suceso, han puesto en evidencia nuevos tipos de defectos y "patologías" que no se había tenido en cuenta anteriormente y que afectan a múltiples puntos del sistema. A pesar de  su gravedad, el CSN se escuda en que el avance de la corrosión es un fenómeno lento y por ello concede a la central un plazo de dos ciclos de operación para cambiar el diseño de las tuberías del sistema EF. Sin embargo, el estado de las tubería es tal que el titular ha pedido al CSN que no se realicen nuevas pruebas hidráulicas hasta su sustitución y, aunque ello no ha sido admitido, la prueba hidráulica que se realizará en la recarga del 2006 se hará a presión inferior a la de diseño, lo que resulta intolerable.

De manera similar, en el sistema KC, seriamente afectado por la corrosión, tan sólo se han realizado reparaciones para salir del paso, cuando lo necesario es un rediseño completo del sistema, tal como se apunta en el informe. Tampoco se aclara el origen del agua aparecido en la solera de la contención y ni siquiera si están previstas para antes del arranque medidas a implantar para evitar que continúe la degradación. Esto se queda, al igual que otras cosas, para un futuro incierto. El acondicionamiento de las arquetas del sistema EF tampoco estará a tiempo para el arranque, ya que el CSN ha concedido una exención a la central para que no tengan que estar reparadas antes del mismo como exigía el Plan de Actuación. El CSN, a pesar de la importancia del suceso, ha decido ampliar el plazo para la ejecución de otras actividades que estaban también previstas en el Plan.

Greenpeace reitera su convencimiento de que las centrales nucleares son instalaciones peligrosas que tienen un impacto inaceptable sobre medio ambiente, por lo que exige al Gobierno socialista que cumpla su promesa de abandono de la energía nuclear en el menor plazo posible. Como ha quedado probado en el suceso de Vandellós-2, los problemas no afectan sólo a centrales nucleares viejas como Zorita y Garoña, sino que es un hecho generalizado. Además, al igual que ha ocurrido en otras instalaciones, es una constante en todas las centrales nucleares las deficiencias y fallos graves en la cultura de seguridad, anteponiendo siempre sus titulares el interés económico a la seguridad.

El CSN, y en especial su presidenta Mª Teresa Estevan Bolea, ha tenido una evidente responsabilidad en todos los hechos ocurridos en relación con el suceso de Vandellós-2, dando muestras reiteradas de ser un organismo que actúa de manera parcial, en defensa de los intereses de la industria. Greenpeace considera imprescindible y urgente una reforma en profundidad del organismo que debe velar por la seguridad de las centrales para eliminar el trato de favor a las empresas eléctricas y conseguir que sea un organismo verdaderamente independiente de la industria nuclear, que funcione con total transparencia y en el que la participación del público sea una constante y no la excepción.