Una agricultura sostenible es posible. Campesino boliviano cosechando patatas con herramienta tradicional.
España apoyó la aprobación de la patata transgénica de BASF. "Como era de
esperar, el gobierno español ha vuelto a situarse en el campo de
los que favorecen a las cuatro empresas agrobiotecnológicas que
pretenden inundar la cadena alimentaria de alimentos “Frankestein”, despreciando la
salud de los ciudadanos y la protección del medio ambiente", -ha
declarado Juan López de Uralde, director de Greenpeace.
Ahora, debido a que el proceso de aprobación de los OMG (Organismos Modificados Genéticamente) es
absolutamente inadecuado, la decisión vuelve a la Comisión Europea.
"Es imperativo que la Comisión reforme en profundidad el sistema de
evaluación de riesgos en lugar de seguir adelante con un proceso de
aprobación que choca con la inmensa mayoría de los ciudadanos y una
amplia mayoría de estados", ha afirmado Juan-Felipe Carasco,
responsable de la campaña contra los transgénicos de
Greenpeace.
Desde 2004, esta patata ha demostrado la ineficacia y las
trampas del proceso de aprobación a favor de la industria de los
transgénicos: en 2004, la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de
la UE) afirmó que debían ser prohibidos todos los OMG que llevaran
determinados genes de resistencia a antibióticos. Tanto la OMS
(Organización Mundial de la Salud) como la EMEA (la Agencia Europea
del Medicamento) corroboraron esta postura. Ayer mismo, el
responsable de la Unidad de Agentes Antibacterianos del centro de
investigaciones médicas Institut Pasteur de París afirmaba que esta
aprobación supondría una amenaza en cuanto a la diseminación de
resistencias a antibióticos.
Hace un mes, Greenpeace, junto a Amigos de la Tierra, COAG, Ecologistas en Acción y Científicos por el Medio Ambiente (CIMA)
presentaba una Declaración de la sociedad civil sobre los transgénicos,
firmada por más de 300 representantes de la sociedad,
que incluye investigadores, docentes universitarios, organizaciones
profesionales agrarias, asociaciones ecologistas, de consumidores,
de productores de agricultura ecológica, ONG de desarrollo y
entidades privadas entre otras. Corroboran las amenazas de los OMG
para la salud y el medio ambiente.
"Frente a las promesas de la industria de los transgénicos, la
realidad se conjuga en términos de constantes contaminaciones
genéticas, daños ambientales y riesgos para la salud", -ha
declarado Juan López de Uralde. "En lugar de tomar nota de la
abrumadora oposición social a los OMG, en lugar de seguir el
ejemplo de países como Alemania, Austria o Francia, en lugar de
reconsiderar la apuesta transgénica y orientar la agricultura
española hacia soluciones ambiental y socialmente sostenibles, en
vísperas de las elecciones generales el Ministerio de Agricultura
del Gobierno socialista vuelve a prestar su apoyo a los
transgénicos".