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Activistas de Greenpeace acusados de robo y allanamiento por denunciar el contrabando de carne de ballena

Greenpeace denuncia que los cargos son desproporcionados y obedecen a motivos políticos y se producen tras haber mantenido a los activistas bajo arresto tres semanas

Comunicado de prensa - julio 11, 2008
Dos activistas de Greenpeace han sido acusados de robo y allanamiento después de haber denunciado un grave escándalo relacionado con el contrabando de carne de ballena procedente del programa de caza de ballenas en el Océano Austral patrocinado por el Gobierno japonés. El fiscal de Aomori, Japón, ha acusado hoy a Junichi Sato y a Toru Suzuki de robo y allanamiento después de tres semanas de detención en dependencias policiales, y a pesar de las protestas internacionales.

Una quincena de activistas de Greenpeace ha reclamado ante la embajada de Japón en Madrid la liberación inmediata de dos de sus compañeros.

Los dos activistas fueron arrestados el 20 de junio pasado, más de un mes después de que una investigación de Greenpeace confirmó la información ofrecida por antiguos trabajadores de la flota ballenera de que tripulantes de la flota traficaban con carne de ballena procedente del buque factoría "Nisshin Maru" que enviaban a sus domicilios particulares para posteriormente venderla para su beneficio personal (1).

"Desde el principio ha sido evidente que el arresto y detención y ahora la acusación contra nuestros dos activistas ha obedecido a motivos políticos, y que intereses podnuestro derecho legítimo a la protesta pacífica y no violenta", ha declaradoerosos en el sistema japonés están tratando de silenciar  Sebastián Losada, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace. "Se trataba de algo más que una investigación policial doméstica sobre el supuesto robo de una caja; Junichi y Toru no habrían sido detenidos si hubieran interceptado cualquier otro tipo de mercancía de contrabando y la hubieran entregado a las autoridades para su investigación".

Después su arresto, Junichi Sato y Toru Suzuki fueron retenidos durante tres semanas sin cargos, a pesar de haber ofrecido cooperar con las investigaciones de la policía y de haber enviado, por iniciativa propia, declaraciones por escrito sobre su investigación, que revelaban la escala del tráfico de carne de ballena procedente del programa de caza científica de ballenas financiado con dinero de los contribuyentes japoneses.

"Hemos revelado un escándalo que pone todavía más en entredicho el programa de caza de ballenas japonés y que implica el tráfico con valiosas piezas de carne de ballena. Además, hemos destacado la malversación escandalosa del dinero de los contribuyentes japoneses, empleado en el denominado programa de "caza científica" de ballenas en el Santuario Antártico", añadió. "En lugar de perseguir a quienes denuncian estos escándalos, el Gobierno japonés debería retirar los permisos de caza de ballenas en el Océano Austral, liberar a los activistas y ordenar una investigación inmediata e independiente de nuestras denuncias".

Casi un cuarto de millón de personas han enviado cartas al Gobierno japonés demandando la liberación de Junichi y Toru así como una investigación exhaustiva de este escándalo. Se han llevado a cabo protestas frente a las embajadas de Japón en 35 ciudades en 30 países. Unas 30 organizaciones ambientales y de derechos humanos han firmado una declaración de protesta o han enviado cartas de apoyo, entre ellas Amnistía Internacional, la Red de Abogados por el Respeto a los Derechos Humanos, el Fondo Internacional para el Bienestar Animal, InArticle19, Transparencia Internacional, Oceana, Ubuntu, y Oxfam.

Notas

(1) El pasado 15 de mayo, una investigación de Greenpeace destapó un fraude de gran alcance: tripulantes de la flota ballenera japonesa habrían estado comerciando ilegalmente con piezas de carne de ballena de gran valor comercial. Greenpeace pudo demostrar cómo tripulantes del "Nisshin Maru", el buque factoría de la flota ballenera de este país, se llevan algunas de las mejores piezas de carne procedente del llamado programa de "caza científica" de ballenas, sacándolas del barco camufladas entre su equipaje personal, para posteriormente comerciar ilegalmente con ella.

Para probar este caso de contrabando, los activistas interceptaron una caja enviada al domicilio de uno de los tripulantes del "Nisshin Maru". Al verificar su contenido comprobaron el fraude: la nota de la mercancía afirmaba que la caja contenía "cartón" pero en realidad en su interior había 23,5 kg de carne de ballena salada de la mejor calidad, valorada en 2.000 euros. Un informador declaró a Greenpeace que decenas de tripulantes sacaron hasta 20 cajas como ésta cada uno. Investigaciones posteriores en locales y restaurantes en diferentes lugares de Japón confirmaron que se encontraban a la espera de la llegada de carne de ballena procedente de la caza de este año, pese al hecho de que la Agencia Pesquera de Japón y el Instituto de Investigación de Cetáceos no libera la carne para su venta hasta finales de junio.