Las cinco organizaciones ecologistas de ámbito estatal, Amigos
de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y
WWF, resaltarán esta tarde en el CAMA que la futura LES tiene como
objetivo fundamental garantizar el crecimiento de la economía
española mediante el incremento de su competitividad. Esto supone
que, nuevamente, el Gobierno plantea una medida que parte de una
premisa falsa: que vivimos en un planeta de recursos y sumideros
(basureros) infinitos, en el que el crecimiento continuado es
posible. El crecimiento económico no puede realizarse si no es con
un incremento constante del consumo energético y de materiales, así
como mediante una producción creciente de residuos.
Esto queda claro al analizar los principales indicadores
ambientales agregados, como el Requerimiento Total de Materiales o
la huella ecológica. El Requerimiento Total de Materiales (RTM) de
la economía española se incrementó un 11'8% entre 2000 y 2006, y
también lo hizo en términos per cápita (OSE, 2009). Por otra parte,
España tiene una huella ecológica global de 5,7 hectáreas globales
per cápita y un déficit ecológico del 338% (WWF, 2008).
El mejor ejemplo de que esta es una ley para garantizar el
crecimiento y no la sostenibilidad, se refleja también en la
multitud de medidas que incluye el anteproyecto cuya finalidad es
reanimar la economía e incrementar la competitividad, las cuales
conforman la mayoría de medidas.
Además, una parte importante de las propuestas supuestamente
sostenibles no lo son, a juicio de las organizaciones ecologistas.
Entre ellas se encuentran las de fomento del mercado de emisiones o
del coche eléctrico, que no son suficientes para avanzar hacia la
sostenibilidad. Además, la LES se olvida por completo de garantizar
la no sobre-explotación de los recursos naturales ni de evitar el
impacto de las actividades económicas sobre el patrimonio natural y
la biodiversidad.
En cualquier caso, esto no impide que algunas de las medidas
comprendidas en este anteproyecto de ley sean valoradas
positivamente. Tal es el caso del fomento del alquiler de viviendas
y el recorte de ayudas para su compra, o los incentivos para
innovación ambiental.
Además, este CAMA también se dedicará a la evaluación de la
EEspDS. Las organizaciones ecologistas ya criticaron, hace dos
años, que la EEspDS no era una verdadera estrategia, sino un papel
para cumplir las exigencias de la UE pero que no tenía ninguna
voluntad de llevarse a cabo. Ahora el Grupo Interministerial para
la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible presenta una
evaluación que no sólo es autocomplaciente, sino que también es
increíble.
Puede ser cierto el avance en algunos indicadores ambientes,
como consecuencia de la reducción en el crecimiento por la crisis,
como señala la evaluación. Pero la poca fiabilidad del informe se
hace patente cuando el resultado de los indicadores sociales
presentados también es positivo. Por ejemplo no aparece ni siguiera
el indicador de la tasa de paro.
Además, en el balance no aparecen indicadores clave para la
sostenibilidad, como el Requerimiento Total de Materiales o la
huella ecológica y, en general los usados están mal elegidos si se
quiere dibujar un panorama realista de la situación española.
Para los grupos ecologistas la evaluación tiene la misma falta
de credibilidad que tuvo la EEspDS: no expresa ningún intento real
de avance hacia la sostenibilidad, sino más bien un ejercicio de
imagen.