La compañía eléctrica estatal francesa EDF, investigada por espiar a Greenpeace
Greenpeace Francia ha afirmado que está dispuesta a proporcionar
los elementos necesarios, copias de seguridad y ordenadores
afectados a fin de que estos actos de extrema gravedad se
aclaren.
Greenpeace ha pedido al Sr. Borloo, Ministro con competencias
sobre la compañía eléctrica pública gala Electricité de France
(EDF), y a su Presidente, el Sr. Gadonneix, que afronten las
consecuencias de esas prácticas de la época de la Guerra Fría.
Según la organización, estas sucias maniobras no son aceptables en
una democracia. Las funciones del Director de Seguridad de EDF, el
contra almirante Durieux, deben ser suspendidas hasta que se aclare
el caso.
"Tres días después de la explosión de este escándalo, la línea
defendida por EDF y Kargus Consulting ya no se sostienen", ha
declarado Pascal Husting, director ejecutivo de Greenpeace Francia.
"No son actos aislados de un hacker irresponsable. Todos los datos
demuestran una clara intención de espiar todo nuestro trabajo.
¿Con qué objeto? ¿De qué tiene miedo EDF?", añadió Husting.
"Con la técnica utilizada es seguro que Kargus Consulting tuvo
acceso a mucha información sobre Greenpeace", ha afirmado Loic
Prévotat, jefe del departamento informático de Greenpeace Francia.
"Uno puede preguntarse en qué medida los servidores internacionales
de la organización no se han visto también afectados. No tenemos
medios técnicos y financieros para protegernos contra los actos de
piratería profesional patrocinada por las grandes empresas", ha
añadido Prévotat.
En contraste con la EDF, Greenpeace no tiene nada que ocultar.
En 2006, Greenpeace, alertó a la ciudadanía de la vulnerabilidad de
la central de Flamanville mediante la publicación de un documento
clasificado. Sin embargo, este fue el momento en que la EDF había
tomado la decisión de establecer su reactor EPR en Flamanville como
escaparate, y así comercializarlo por todo el mundo. Claramente,
EDF ha considerado que todo lo que podría ser perjudicial para sus
ambiciones comerciales debía ser espiado y torpedeado, en total
desprecio de la ley.
En aquel momento, como hoy, Greenpeace señaló con el dedo lo
insensato de ese proyecto industrial que es el reactor EPR, el cual
no es necesario para Francia desde el punto de vista energético,
puesto que Francia exporta electricidad; es muy caro; y es muy
poco creador de empleo. Greenpeace recuerda que, a igualdad de
inversión, el ahorro de energía y las renovables crean quince veces
más empleos que las nucleares. El uso de la energía nuclear ahoga
la aplicación de cualquier solución real en la lucha contra el
cambio climático.
Además, desde 2006, el escaparate de la industria nuclear que
debía ser Flamanville (al igual que el de Olkiluoto-3, en
Finlandia, otro reactor EPR) se ha hecho pedazos: la obra lleva
años de retrasos y el presupuesto ya ha superado el 20% las
previsiones iniciales, En cuanto a las obras del EPR finlandés de
Olkiluoto-3, su factura ha aumentado un 50% y acusa la friolera de
38 meses de retraso. Greenpeace seguirá diciendo: en Francia como
en Finlandia, el EPR es un naufragio industrial, energético y
económico.
Greenpeace es una ONG ecologista y pacifista, que trabaja en 42
países para denunciar las agresiones al medio ambiente y proponer
soluciones. Actor clave en la sociedad civil, produce informes de
análisis científico y tomas de posiciones públicas gracias al apoyo
117.000 miembros en Francia, 105.000 en España y más de 3 millones
en todo el mundo.