Escasos beneficios económicos, alto coste medioambiental
Los puertos del Estado son infraestructuras de gran capacidad que pueden ser razonables cuando el tráfico de mercancías y de pasajeros las justifican. Sin embargo, se están llevando a cabo ampliaciones y proponiendo nuevas obras, cuando el tráfico de la mayoría de estos puertos no llega al mínimo de su capacidad.
Todos estos proyectos suponen grandes inversiones públicas con un elevado coste ambiental. El gasto es tal que desde 2005 a 2010 los ingresos no superaban las inversiones en obras, ampliaciones y mantenimiento de los 28 puertos con titularidad estatal. Aún así, se prevén gastar más de 22.000 millones de euros entre 2005 y 2020.
Además, la mayoría de estas obras necesita ir acompañada de accesos por carretera y ferrocarril y los terrenos próximos se emplean para la construcción de polígonos industriales. Estas infraestructuras paralelas al propio puerto aumentan el gasto total y el impacto ambiental, que no se evalúa de forma integral con el del propio puerto.
Resultaría mucho más rentable para la economía y para el medio ambiente invertir en mejorar la superficie portuaria ya existente y hacerla más sostenible en lugar de embarcarse en grandes y costosas obras.
Existen numerosos ejemplos de esta destrucción injustificada por toda la geografía, de norte a sur, de este a oeste; de Pasaia a Granadilla, desde El Musel a Ibiza.
Sumario: 2011