Documento - junio 1, 2017
El intercambio internacional de bienes y servicios, y también de ideas, puede ayudar a hacer del mundo un lugar más justo, inclusivo y conectado. Sin embargo, el comercio no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio para lograr objetivos sociales y ambientales que mejore las condiciones de las personas y nos mantengan dentro de nuestros límites planetarios.
Pero el actual desgobierno de la globalización impone altos costes sociales y ambientales a las personas y al planeta. Por eso reclamamos un reequilibrio y reestructuración de las reglas para que corporaciones e inversores estén sometidos a normas vinculantes sobre responsabilidad corporativa, rendición de cuentas y obligaciones, o la erradicación del fraude fiscal y la desaparición de los paraísos fiscales.
Por este motivo, y para tener un sistema de comercio mundial justo y transparente, la globalización debe ser gobernada también a través de acuerdos multilaterales como el Acuerdo Climático de París, el Convenio de Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos tratados sobre medio ambiente, así como los acuerdos sobre derechos humanos y las normas internacionales del trabajo -con principios de igualdad y responsabilidad intergeneracional- deben prevalecer sobre la visión puramente comercial.
Para asegurar que el comercio sea beneficioso para las personas y el planeta, y no al revés, Greenpeace ha elaborado estos 10 principios que debe cumplir la política sobre comercio e inversión.