centralascoAscó-1 es, junto con Ascó-2 y Vandellós-2, una de las centrales con más sucesos de seguridad notificables del parque nuclear.

En concreto, en Ascó-1 se produjo a finales de 2007 una fuga de partículas altamente radiactivas de cobalto-60 que fue ocultada durante cuatro meses, incluso al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). A pesar de haber sido engañado por la central, el CSN optó, desde el primer momento, por minimizar la relevancia del accidente, en beneficio de ANAV.

Aunque este accidente radiactivo ocurrió en noviembre de 2007, la opinión pública sólo fue informada de ello varios meses después, gracias a que Greenpeace lo denunció el 5 de abril (tras ser alertada al respecto por algunos trabajadores). Ya se sabe que el suceso era conocido desde mucho antes por la central nuclear, y también, al menos con cierta anterioridad, por el CSN, el organismo oficial supuestamente responsable de asegurar nuestra protección radiológica. A pesar de conocerlo de antemano, ambos actuaron a remolque de Greenpeace, cuya denuncia pública les obligó a salir de su mutismo y a reconocer la existencia del escape.

De este escape radiactivo se ha derivado un peligro grave para la salud de las personas, como se desprende del análisis de los datos de los que dispone el propio CSN. Así, más del 86% de partículas calientes recogidas (sólo cerca de mil, a fecha 11 de junio de 2008) producían una radiactividad suficiente como para superar los límites legales aplicables a miembros del público en caso de contaminación interna. Y más del 27% del total de partículas producirían dosis superiores a 20 miliSievert (mSv), límite legal de los trabajadores en un año.

Por todo ello, el CSN tendría que haber retirado la licencia de explotación a la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV: Endesa e Iberdrola) y, al menos, haber propuesto sanciones “muy graves” contra Ascó-1, ya que del escape se ha derivado un peligro grave para la seguridad o la salud de las personas o de las cosas y el medio ambiente. Sin embargo, los dueños de la central nuclear de Ascó-1 finalmente se irán de rositas. Dejar escapar conscientemente partículas de cobalto altamente radiactivas al medio ambiente poniendo así en riesgo la salud de miles de personas, y además, ocultar deliberadamente durante meses esta situación al propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), se quedará en una ridícula multa de como mucho 22,5 M€ (lo equivalente a lo que obtiene por la venta de electricidad en alrededor de un mes de funcionamiento).

Carlos Bravo, responsable de la Campaña de Energía Nuclear del Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace.


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Título: Central nuclear d'Ascó
Lugar: Ascó, Tarragona (Cataluña)
Autor: Clara Garriga