En estos días es tendencia la ficción y, por eso, este es un blog de ficción. Narra algo que nunca ha ocurrido, pero que tampoco podemos asegurar que no vaya a ocurrir.



La historia empieza el 9 de mayo de 2015, en el pleno del Congreso los diputados van a votar la aprobación de una nueva Ley de Costas, que derogará la anterior. Esta nueva norma será la que desprotegerá los entornos costeros y privatizará estos recursos naturales en beneficio de unos pocos elegidos. Elegidos, por cierto, de forma totalmente arbitraria. Sólo determinadas partes de la costa estarán exentas de cumplir la ley bajo el argumento de que...bueno que se amnistían...vamos, sin argumento ninguno. En esta historia de ficción, el rodillo de una mayoría absoluta parlamentaria se va a llevar por delante décadas de intentos de protección de nuestra costa del ladrillo, pero también las consecuencias del cambio climático.

Por eso, es esta la historia de cuatro personas que se suben al tejado del edificio del Congreso con la única intención de desplegar una pancarta y denunciar tal abuso. “No a la Ley de Costas”, proclama la pancarta. En unos minutos, esas cuatro personas son detenidas.

Siguiendo con la historia de ficción,  hace unos meses que se aprobó una Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana. Por eso, estos ciudadanos van a ser sancionados, por “la perturbación de la seguridad ciudadana que se produzca con ocasión de reuniones frente a las sedes del Congreso de los Diputados”, con un multa que podría ascender a 30.000 euros para cada uno de ellos. Además, esa misma ley considera infracción grave ”el escalamiento de edificios de organismos o instituciones públicas”, 30.000 euros más.

Dado que aparecía en la pancarta el nombre de una organización ecologista, de ahí podría determinarse “que son directores o inspiradores” de la manifestación. De esta forma, esa organización podría responder de la misma manera que los activistas. Sin entrar en más consideraciones o interpretaciones, este acto de protesta pacífica se saldó, en esta historia, con varias multas impuestas por la autoridad competente, por un total de 390.000 euros. A ello hay que añadir el pago de tasas y el largo recorrido hasta alcanzar la tutela judicial, que sería la segunda parte.



Cualquier parecido con la realidad, claro, es pura coincidencia.

El día 9 de mayo de 2013, tres activistas de Greenpeace ascendieron hasta el tejado del Congreso con la única intención de desplegar una pancarta y denunciar el despropósito de la nueva Ley de Costas que a rodillo imponía el Partido Popular. En unos minutos, esas tres personas fueron detenidas por la Policía. Estos activistas, junto con otros que se manifestaban en la puerta del Congreso fueron acusados de un posible delito contra las “altas instituciones del Estado”. Este delito se castiga en el Código Penal con penas de prisión que pueden alcanzar hasta los 5 años.

Los activistas pasaron a disposición judicial de la Audiencia Nacional, donde el fiscal solicitó el archivo de la causa por considerar que no existía "constancia de que se alterara el pleno y que su intención fuera invadir la Cámara Baja".  El sobreseimiento y archivo fue acordado por el Juez.

Era 2013, y las garantías de los denunciados eran mayores y con acceso rápido a la tutela judicial. El derecho a la manifestación y reunión y la libertad de expresión eran reconocidos.

La historia fechada en 2015 que he contado al comenzar este blog, a día de hoy, es sólo una historia de ficción. Una historia que el Ministro de Interior quiere que sea una realidad. No os acerquéis, no critiquéis, no protestéis, porque la historia puede cambiar mucho para vosotros.

Entre todos podemos hacer que esta historia de ficción no sea posible. ¡Paremos la modificación de la Ley de Seguridad Ciudadana!

Sara del Río (@saradrio), responsable de campañas de Greenpeace España

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