Los que conocemos a Paulo Adario, el coordinador de la campaña amazónica de Greenpeace, siempre le hemos considerado una persona especial, y por eso nos sentimos orgullosos de que Naciones Unidas le haya nombrado "Héroe de los Bosques" con motivo del Año Internacional de los Bosques que se clausura hoy en la sede de este organismo en Nueva York.

Durante los últimos 15 años, la fuerza y el empuje de Paulo en la defensa de la Amazonia ha sido una fuente inspiración para todos nosotros y es un buen ejemplo de lo que el ser humano puede conseguir cuando se decide plenamente a luchar por lo que cree.

La historia de amor de Paulo con la Amazonia comenzó a mediados de 1990, cuando tomó la decisión de trasladarse de Río de Janeiro a Manaus, la capital del estado de Amazonas. Fue en esta ciudad rodeada de selva se empezó a construir,  a partir de cero, la campaña de Greenpeace para defender la selva amazónica.

Es mérito de Paulo liderar un equipo humano que combina la relación con sindicatos, comunidades y responsables políticos con el trabajo de campo, la utilización de sistemas de información geográfica de última generación, la denuncia y el trabajo político.  Con este equipo liderado por Paulo, Greenpeace ha podido en estos años exponer los principales sectores y agentes económicos que han hecho desaparecer la selva amazónica en las últimas décadas.

En el año 2001, Paulo dirigió un equipo de expertos que ayudaron a los Deni, un pueblo indígena, a delimitar y proteger su territorio de la actividad maderera. Hoy, los Denis poseen la titularidad y control sobre 1,6 millones de hectáreas de bosque amazónico virgen. Paulo también dió lugar a innovadores y poderosos conceptos para la protección de la Amazonia, como la "muralla verde", una red de áreas protegidas que fue necesario crear para detener la expansión de actividades industriales que estaban provocando la deforestación desde el sur hacia el norte de la región amazónica. O el concepto de  "Deforestación Cero", un conjunto de iniciativas políticas, sociales y económicas encaminadas a eliminar la deforestación en Brasil, mientras se garantiza la mejora de las condiciones de vida para las personas que viven en y de los bosques.

El trabajo de Paulo ha estado sembrado de dificultades. Tras una campaña en 2003 contra la tala ilegal de caoba, que dio lugar a una moratoria sobre el comercio internacional de caoba, Paulo recibió amenazas de muerte por parte de la “mafia de la caoba”. Lejos de amilanarse, Paulo siguió trabajando y años después consiguió llegar a acuerdos con sectores y empresas internacionales llegó a crear acuerdos bilaterales con sectores industriales del agronegocio y empresas internacionales con el fin de detener la destrucción de la selva para cultivar soja o dar de comer a la gigantesca cabaña ganadera. Estos acuerdos, la moratoria de la soja y los acuerdos con la industria ganadera, siguen vigentes hoy en día.

Paulo ha sido capaz de combinar largas y duras negociaciones con líderes de la industria, con expediciones a los confines de la selva para documentar la degradación de la selva y de sus habitantes, levantando al mismo tiempo su voz contra los responsables...y pidiendo al Gobierno Brasileño soluciones para la Amazonia.

Esta selección de fotos muestra sólo una pequeña parte de la historia de Paulo Adario. Es también una parte importante de la historia en Brasil en los últimos 20 años. Estamos de enhorabuena. Greenpeace te invita a unirte a nuestra celebración y a dejar tus felicitaciones en la sección de comentarios de este blog. Paulo estará encantado de leerlos.

Y no te olvides unirte a Paulo y a Greenpeace en la búsqueda de una solución definitiva para la deforestación en la Amazonia. ¡¡Dile a Dilma que vete la reforma del nuevo Código Forestal!!

Miguel Ángel Soto (@NanquiSoto), responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace