El Plan de Energías Renovables (PER) 2011-2020 que ha aprobado el Consejo de Ministros es un digno colofón a una legislatura en la que el Gobierno decía que quería impulsar las energías renovables mientras dictaba normativas para ponerles freno. Y eso es lo que refleja este plan: expone las bondades de las energías limpias, pero rebaja sus objetivos a prácticamente el mínimo obligatorio marcado por la Unión Europea.

Para seguir una trayectoria responsable hacia  un sistema 100% renovable, eficiente e inteligente como el que Greenpeace ha demostrado en el informe Energía 3.0, en 2020 las energías renovables deberían cubrir un 64% de la demanda final de energía, y un 87% de la electricidad.

Sin embargo, este PER aleja a España de esa trayectoria. Rebaja los objetivos de renovables para 2020, incluso por debajo de anteriores planes oficiales. Por ejemplo, Greenpeace ha denunciado que la rebaja del objetivo de electricidad a producir con energías renovables entre uno y otro plan (el PANER oficial que se presentó en Bruselas en 2010 y el PER que ahora ha aprobado el mismo Gobierno) equivale a la electricidad que produce una central nuclear, o bien a la de una central térmica de carbón que emitiría 6,7 millones de toneladas de CO2 al año. Menos renovables, más nuclear o más CO2. Así de claro.

Ya lo dijimos cuando presentamos las alegaciones de Greenpeace al PER: El frenazo a las renovables solo beneficia a las eléctricas, para que mantengan su negocio de generación de energía sucia. Y así lo confirman los llamamientos de esas grandes compañías, desde Iberdrola a Gas Natural, pasando por la patronal Unesa, exigiendo una moratoria a las renovables.

Las eléctricas saben, como sabemos todos, que lo que digan estos planes es importante, porque los objetivos que marcan son luego utilizados por el Gobierno de turno para desarrollar las normativas de apoyo a las renovables, y si el Gobierno quiere frenarlas, como ha estado haciendo este, se apoya en esos objetivos para transformarlos en topes máximos que de ninguna manera se podrán traspasar.

Por tanto el mensaje de Greenpeace al Gobierno que salga de las urnas es claro: los objetivos de energías renovables deberán ser más ambiciosos, para que España pueda beneficiarse de un sistema energético eficiente, inteligente y 100% renovable.


Jose L. García Ortega (@jlgarciaortega), responsable de Energía limpia de Greenpeace