Hoy me escribía Chus, un activista de Greenpeace que estuvo en Indonesia, muy disgustado tras conocer la noticia del incendio intencionado que ha sufrido el Campamento de Defensores del Clima, campamento que Greenpeace mantenía en la península de Kampar (provincia de Riau, en la Isla de Sumatra, Indonesia).
Una noticia triste para la organización y para la lucha contra la deforestación, y muy especialmente para Korman y Chus. El pasado mes de octubre, estos dos activistas españoles, junto con otras muchas personas de diferentes nacionalidades, ayudaron a las comunidades locales a construir este campamento, lugar que la base de operaciones de distintas acciones contra la industria papelera y del aceite del palma, sectores que están convirtiendo bosques y turberas en plantaciones industriales.
La noticia nos entristece pero también nos reafirma en nuestra lucha. La península de Kampar es una de las regiones del planeta con mayor superficie de turberas, grandes depósitos de materia orgánica (ricas en carbono) que en caso de ser liberados a la atmósfera supondrían una catástrofe para el clima. De hecho, Indonesia es el tercer país emisor de gases de efecto invernadero debido a su tasa de deforestación.
Por eso no silenciarán nuestro trabajo. Las comunidades locales tampoco se asustan y los habitantes de Teluk Meranti han apoyado la campaña de Greenpeace y han organizado una recogida de firmas en la zona para pedir el rechazo a las concesiones de las empresas implicadas en la destrucción de los bosques.
El bosque es el sustento de la comunidad y quieren protegerlo con o sin campamento.
M. Parrilla, Campaña de Bosques de Greenpeace