osoCuando mis amigos de Greenpeace me contaron que, por primera vez, un barco de la organización iba a hacer un tour alrededor de la península ibérica no quise perdérmelo...


El tour empezaba en Bilbao, así que me planté con mi mochila en la carretera para ver si alguien me llevaba hasta allí. Siempre he tenido suerte con el auto stop: así viajé de mi país hasta España y esta vez, mi simpatía y atractivo salvaje también dieron sus frutos en la carretera y enseguida me recogieron Maite y sus amigos.


Una vez en Bilbao, me recibió el capitán Mike, un sudafricano tranquilo y sonriente que me dio la bienvenida y me permitió formar parte de la tripulación si me comprometía a madrugar y a colaborar en las tareas de a bordo. Una gran muestra de confianza por su parte ¡sabiendo lo vaguetes que somos los osos polares!


Y aquí me tenéis, embarcado en el Rainbow Warrior, ¡el barco más emblemático de Greenpeace!

Quién me iba a decir a mí, cuando llegué a España deprimido porque el cambio climático me había dejado sin casa, que me esperaban un sinfín de aventuras y que incluso formaría parte de este fabuloso grupo de gente que surca los mares en favor del medio ambiente...


Esta vez, el Rainbow Warrior ha venido a España como “Embajador del Clima” para mostrar los impactos del cambio climático que ya son evidentes en España. Sí, sí, como lo oís: el cambio climático no sólo está derritiendo la tierra de la que procedo, sino que está causando importantes impactos también en España. El aumento de la temperatura aquí el doble de la media mundial y el aumento del nivel del mar es también considerable. La acidificación marina provocada por el cambio climático está perjudicando a los moluscos y crustáceos y proliferación der mareas rojas obliga al cierre de las bateas de mejillón en Galícia, por poner algunos ejemplos.


¿Dónde vamos a bañarnos en verano si España se queda sin playa pero aumenta el calor? ¿Qué va a ser del turismo? ¿Adónde va a ir a parar la gastronomía del norte de España si nos quedamos sin moluscos y crustáceos? ¿Qué van a hacer los pescadores si las especies marinas propias de la zona se mudan hacia el norte debido al aumento de la temperatura marina? Me han contado que en la costa norte peninsular ya se pesca la solea senegalés (un lenguado originario del Senegal) y que el bacalao del Cantábrico está pescándose ya en el Mar del Norte... ¡qué desbarajuste!


Con este panorama y las previsiones de los científicos, que auguran un futuro negro si no se toman medidas urgentemente, me cuesta entender que las negociaciones internacionales de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que va a celebrase en diciembre en Copenhague estén tan congeladas... de hecho, a la vista del ritmo al que se derriten los glaciares de todo el planeta, ¡esto va a ser lo único congelado que quede en bien poco tiempo!


Durante la primera mitad del mes de junio va a celebrarse en Bonn la segunda reunión preparatoria de la cumbre de Copenhague, en la que todos esperamos que los líderes de los países desarrollados entiendan que no puede combatirse la crisis económica sin combatir el cambio climático. La crisis climática debe verse como una gran oportunidad de cambiar las cosas, una oportunidad para poner en marcha la revolución del siglo XXI, basada en las energías  renovables, y abandonar el uso del carbón para la producción energética.


Espero que el calor y cariño que la ciudadanía española nos demuestra en cada escala del barco sean interpretados por nuestra clase política como corresponde y Zapatero asuma la responsabilidad que le corresponde en la lucha climática... todavía espero que me cite para una reunión! Pero no desesperemos, seguro que todo va a salir bien... o eso espero. A ver si la magia que rodea a este barco encantado se expande a lo largo y ancho de los cuatro continentes y nos trae buenas vibraciones para Copenhague.


En la proa del Rainbow Warrior hay un delfín de madera, un regalo de un grupo de voluntarios que dicen que siempre le ha traído buena suerte y que le ha ayudado a salir airoso de las situaciones más complicadas que os podáis imaginar... Podéis creerlo o no, pero el hecho es que el Rainbow Warrior llegó a Bilbao acompañado de un delfín de verdad (la primera vez en muchos años que se avistaba un delfín en la ría) y que en nuestra travesía por el Atlántico no ha habido día que no hayamos tenido un grupo de cetáceos jugueteando con las olas en la proa del barco... podéis llamarlo causalidad, yo lo llamo buenos presagios.