Toru Suzuki, es japonés y ahora no vive en Tokio sino en Suecia. Toru y su familia han dejado atrás amigos, hogar, y todo lo que tenían por el accidente de Fukushima. Toru es un hombre optimista pero su semblante cambia cuando explica que el tsunami causó 13.000 muertes, pero fueron muchísimas menos que otro tsunami, como el de Sumatra de menor intensidad y que mató a mas de 130.000. Para él la tragedia mayúscula sucedió en Fukushima, que a su juicio es peor que lo sucedido en Chernobyl. En Ucrania se produjo gran liberación de radiactiactividad los primeros 10 días, y en los siguientes 6 meses ya tenían cubierto el reactor con cemento. En Fukushima 11 meses después, se sigue detectando iodo radiactivo en Tokio (el iodo tiene un período de vida corto, lo que quiere decir que sigue habiendo escapes, y que los reactores no están en parada fria). Continua diciendo que 11 meses después nadie sabe a ciencia cierta que está pasando dentro de los reactores, y que el reactor 4, con la piscina de combustible en la 5 planta, está severamente dañado y deteriorándose, y la posibilidad de que un pequeñísimo terremoto lo destruya es elevadísima, si esto pasará la emisión de radiactividad acabaría con la posibilidad de que nada ni nadie pueda vivir en la prefectura de Fukushima.
Toru acusa a los poderes públicos de ocultación. Muestra en una fotografía con la explosión del reactor número uno, no fue de hidrógeno fue una explosión nuclear, y que esa fotografía que mostró la TV posteriormente desapareció de los grandes medios de comunicación, en ella se ve una columna de humo de más de 500 metros. También dice que muchísima gente vio salir el humo de la nuclear antes del tsunami. Explica, con multitud de ejemplos, cómo la información real no llega al público ni a los consumidores, como la pesca que es desembarcada en el sur de Japón, y así el sello de su procedencia no es Fukushima y de este modo se engaña a la gente.
Toru, no es un hombre que huye de los problemas, fue miembro de Greenpeace, está condenado a tres años de prisión por haberse enfrentado a las mentiras de la industria de la caza de ballenas. En el año 2008 demostró que la carne de ballena se vende de contrabando, por ello le acusaron hasta condenarle por decir la verdad. Tiene motivos para saber que la verdad no es lo que cuentan los gobiernos y organismos públicos. Ayer estuvo con nosotros en Madrid, su decisión de vivir lejos tiene un objetivo claro: proteger a sus dos hijos pequeños, y lucha para que otros padres y madres hagan lo mismo porque en Japón tienen asegurado que vivirán con la contaminación radiactiva y sufrir las terribles consecuencias que esto significa. Y concluye con una reflexión, si tienes una nuclear en tu país te puede pasar lo mismo, y lo perderás todo. Su mensaje es directo hay que cerrar las nucleares ya.
Por Raquel Montón (@raquelmonton), responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace España.