Hoy en Nagoya (Japón) comienza la décima reunión de la conferencia de las partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD). En esta reunión, todos aquellos países que han firmado este convenio y, por tanto, se comprometieron a proteger la biodiversidad deberán ponerse de acuerdo de una vez por todas para frenar la pérdida de biodiversidad tanto en los ecosistemas marinos como en los terrestres. ¡¡Y ya va siendo hora!!

Hace ocho años, los gobiernos se comprometieron a reducir significativamente la pérdida de biodiversidad para 2010, está claro que han fracasado. ¿Qué pasa, que los desastres en el mar no se ven? Las amenazas son varias; la pesca, los dragados, el cambio climático y la contaminación están esquilmando la vida marina a nivel mundial. El impacto lo están sufriendo desde los más pequeños corales hasta las grandes ballenas. ¡Las estadísticas son alarmantes!:


  • El 90% de los grandes peces (tiburones, atún, bacalao, salmón, etc) han desaparecido de los océanos desde mediados del siglo pasado.

  • La mayoría de las especies de albatros y tortugas están en peligro de extinción.

  • Algunas especies de ballenas aún no se han recuperado de la esquilmación sufrida por su caza comercial y otras todavía están siguen siendo hoy objeto de esta caza. Además están en riesgo de extinción a causa de colisiones con los barcos, enredos en artes de pesca, o la contaminación y la destrucción del hábitat.

  • Muchos ecosistemas se han modificado totalmente con los artes de pesca como el arrastre de fondo que destroza el hábitat.

  • En algunas redes de pesca el 80% o más de lo que se captura son especies no objetivo y por tanto es tirado al mar muerto o moribundo. Esto en algunos casos significa la muerte de millones de tiburones y cientos de miles de ballenas, delfines y marsopas cada año.


Una de las soluciones a estas amenazas es la creación de reservas marinas. Las reservas marinas son áreas protegidas en el mar, fuera de los límites a todas las actividades destructivas, incluyendo la pesca. Son la oportunidad para dar un respiro a nuestros océanos. Es un concepto simple, las áreas protegidas aumentan el rendimiento de las especies, su abundancia, su tamaño y todo esto repercute positivamente “exportando biomasa” al exterior, es decir que su efecto se nota más allá de sus límites. En esta carrera al libre saqueo de los océanos las reservas marinas, dan beneficio a corto plazo y largo plazo.

 

También los ecosistemas terrestres necesitan una acción urgente. Además de una mayor y más representativa red de áreas protegidas, es fundamental frenar la deforestación, responsable de una quinta parte de gases de efecto invernadero que se emiten anualmente a la atmósfera. Y para frenar la deforestación es fundamental meter mano a los principales actores responsables de la deforestación: el avance de la frontera agrícola y ganadera con el objetivo de producir soja, carne, cuero, aceite de palma o papel.

Esperamos que los líderes que acudan a Nagoya no solo vengan con el dulce típico de la zona, sino con un compromiso de empezar de una vez por todas a proteger la biodiversidad. Por esto  Greenpeace va a estar allí, en la reunión del CDB, para pedir la protección real de nuestros océanos, a través de redes de Reservas Marinas. Tal vez, sólo tal vez, el año internacional de la diversidad biológica puede que acabe con una buena noticia.

Celia Ojeda, campaña de Océanos de Greenpeace y Miguel Ángel Soto, campaña de Bosques de Greenpeace.

- Campaña de Océanos de Greenpeace

- Campaña de Bosques de Greenpeace