Aún recuerdo admirada cuando de pequeña me sentaba frente a la tele y veía a esos “tipejos” vestidos de rojo que con una lancha y un par de banderas, donde se leía “No a la caza de ballenas”, se ponían entre la trayectoria del arpón y protegían así a las ballenas de una muerte segura. Tenemos un problema y sólo vamos a dejar que haya un resultado “salvar las ballenas”, pero hay muchas maneras de lograrlo.
Greenpeace es líder en la lucha contra la caza de ballenas y en la defensa de nuestros océanos, no en vano llevamos luchando por ellos desde hace 35 años. Campañas como “El gran viaje de las ballenas” hizo que en 2008 la pagina web de Greenpeace Japón aumentara a 10.000 visitas en una hora, miles de japoneses firmaron la petición a su ministro para que dejara de malgastar el dinero de los impuestos en la cacería de ballenas.
A las ballenas no solo les molesta que las cacen, sino que su supervivencia se ve afectada por otros impactos como los vertidos, la navegación y el cambio climático. Greenpeace ha trabajado para que todos estos impactos se eliminen y hemos conseguido que se hiciera una moratoria sobre la caza comercial de ballenas, que ha permitido la recuperación de varias especies de ballenas que se encontraban al borde de la extinción. Los redactores de moratoria fueron bastante pícaros y dejaron abierta una pequeña ventana y ahí, la trampa. Se pueden cazar ballenas con fines científicos. A su favor hay que decir que cuando se firmó aquella moratoria no se sabía muy bien cómo se podían investigar. Japón, es uno de los países que usa esa estrategia, de hecho en sus barcos tienen la desfachatez de poner “investigación”.
Durante años, hemos navegado hacia la Antártida para ser testigos y hacerle saber al mundo que las ballenas estaban siendo masacradas. Greenpeace esta en contra de la caza de ballenas y la lucha para ponerla fin no ha terminado. En un blog en 2008, Gustavo Vergara tripulante de un barco de Greenpeace decía: “este año hemos logrado que al menos 100 ballenas sigan surcando los océanos, mas que cualquier otra expedición que se haya enfrentado alguna vez a la flota, pero desde entonces el trabajo político ha venido dando frutos, y este año logramos por fin abrir el debate en Japón, que es donde el público debe generar el cambio”.
¡Y eso es! El mundo avanza y si, ya sé que Greenpace con uno de sus barcos consiguió salvar muchas ballenas, pero también fue Greenpeace quien denunció en Japón la corrupción de esta industria, y por ello Junichi y Toru fueron retenidos durante casi un mes sin ningún tipo de derechos; ¿acaso es eso menos valiente? El fin es el mismo: luchamos por defender a las ballenas.
Hoy no estamos en la Antartida, pero hemos sacado a la luz la corrupción de esta industria en Japón, algo inverosímil en este país. Seguimos luchando, nuestra campaña de consumo allí se centra en eliminar toda la carne de ballena. Este año la flota japonesa no llega ni a la mitad que la de otros años, signo de total decadencia. Y aún hay más. En la próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional, lucharemos para poner fin a esta masacre.
Ya sea en tierra o en mar, de alto perfil o detrás de bastidores, en Japón, en Washington, en Madrid o en la China, el trabajo de Greenpeace para poner fin a la caza de ballenas sigue siendo estratégico y eficaz. Esto no ha terminado, sólo tiene una solución y ya la sabéis. Seguimos trabajando.
Celia Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace