Después del desastre nuclear de Fukushima, la UE decidió que se realizaran unos “stress test” a las centrales nucleares para ver, entre otras cosas, como resistirían en caso de terremotos, inundaciones, pérdida de suministro energético o refrigeración, el impacto de un avión o un acto terrorista. Y decidió, además, que los operadores de las centrales hicieran públicos sus resultados, así como que se publicaran los que a partir de aquellos realizaría el organismo regulador de la seguridad nuclear en cada país (en el caso de España es el Consejo de Seguridad Nuclear, CSN).
Greenpeace, tras un primer análisis a las cerca de 10.000 páginas de los diversos informes, ha podido descubrir graves carencias en los análisis realizados y además que ¡faltan resultados! Por ejemplo, la amenaza de accidentes aéreos que es una prueba que se debe realizar, en la mayoría de los casos tanto operadores como reguladores lo han ignorado.
Y cuando miramos los resultados que no faltan, resulta que ¡no cumplen!. Por ejemplo, y para hablar de las nucleares que tenemos más cerca, las de España, en las pruebas se pide que las instalaciones puedan soportar terremotos con una aceleración sísmica de 0,3 g, ni Garoña, ni Almaraz, ni Trillo, ni Ascó, ni Cofrentes pueden; y si nos preguntamos como sería un terremoto de esas características, pues con pensar en Lorca tenemos la respuesta, bueno no, el terremoto de Lorca fue mayor, con una aceleración sísmica de 0,36g. Así pues, ninguna central nuclear española podría soportar un sismo que provocara en el emplazamiento una aceleración horizontal como la que produjo el temblor de Lorca.
Pero el lobby nuclear persiste en transmitir que nada de esto puede pasar, y los ejemplos siguen inquietándonos, ayer mismo la central nuclear de Cofrentes sufría un incendio del que se dio parte al CSN, y según las pruebas de resistencia Cofrentes es vulnerable a incendios, !que estrés!
Recomendamos visitar el mapa interactivo que hemos publicado con toda la información, y también recomendamos que no lo lean aquellas personas que sufran de estrés, porque estas primeras pruebas no son nada tranquilizadoras.
Raquel Montón, campaña de Nuclear de Greenpeace
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