El CSN informaba ayer que Almaraz I (Cáceres) se había parado porque se interrumpió la electricidad para una de las bombas de agua del sistema de refrigeración.
Almaraz I va a cumplir 37 años. Está envejecida, es decir, muy cerca de su vida de diseño, que es el periodo de tiempo durante el cual se garantizó que sus componentes cumplirían con las especificaciones técnicas bajo las que fue construida. A ello se suman el número de descargas del reactor y el agotamiento del ciclo de carga. El envejecimiento físico de los sistemas, de las estructuras y de los componentes va en paralelo al envejecimiento tecnológico y conceptual, ya que solo es posible una implementación limitada de las nuevas tecnologías y los conceptos de seguridad. Este envejecimiento, unido a los factores "blandos” como un mantenimiento cada vez más cuestionable, hace que el nivel general de seguridad de los reactores más viejos sea cada vez más insuficiente para los estándares modernos.
El aumento de la potencia de un reactor puede comprometer aún más los márgenes de seguridad, tal es el caso de Almaraz ya que el aumento de la producción de energía térmica supone un aumento de la producción de vapor y de agua de enfriamiento, lo que da lugar a mayores tensiones en las tuberías y sistemas de intercambio de calor, por lo que se agravan los procesos de envejecimiento. Las modificaciones necesarias para el aumento de la potencia pueden introducir además nuevas causas de fallo potencial debido a las desfavorables interacciones entre equipos nuevos y viejos. Por lo tanto, la ampliación de la vida útil, como el aumento de la potencia, disminuyen los márgenes de seguridad diseñados originalmente y aumentan el riesgo de fallos.
Si a todo ello le añadimos que Almaraz continua sin válvulas de seguridad para prevenir una explosión de hidrógeno, sin medidas eficaces de gestión de accidentes para asegurar la integridad de la contención de la radiactividad durante un accidente grave en ninguna de las dos unidades de la central; sin evaluación de los riesgos naturales; sin sistemas de ventilación con filtro; sin la implementación de un sumidero final de calor alternativo que ni siquiera está previsto, exigencias todas ellas derivadas de las Pruebas de Resistencia que se efectuaron tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, y además sabemos que tal y como informó el CSN, algunos de sus componentes se encuentran entre los que Areva informó había irregularidades, todo ello nos obligan a concluir que la situación es para preocuparse.
Por todas estas razones, vemos inexcusable el cierre de la central nuclear de Almaraz I. Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Endesa, propietarias de la planta, deben dejar de lado su lucro con energías sucias y peligrosas. Por eso, miles de ciudadanos han firmado ya para pedir al Gobierno que no conceda más licencias a las centrales nucleares, para que estas no sobrepasen los 40 años. ¡Firma la petición y exige que actúen contra las energías sucias!