Cuando a las nueve de la mañana del 16 de noviembre de 2012 cuatro activistas de Greenpeace desplegaban una pancarta que decía "¿Dónde están los responsables?" en el  edificio de ExpoCoruña, donde comenzaba el juicio por el desastre del Prestige diez años después de que se produjera, no imaginábamos lo que ayer leíamos en los medios de comunicación.

Ayer, ocho meses después, ese proceso judicial quedó visto para sentencia. Y vino acompañado de las declaraciones del presidente del Tribunal, Juan Luis Pía. “Es obvio que hay más implicados”. “He echado de menos muchas cosas y mucha gente para poder decidir”.
El magistrado también ha afirmado que el fallo será “aceptable, estándar y comprensible, huyendo de cualquier intento de sentar jurisprudencia”. Seguramente no será la sentencia que nos gustaría escuchar desde Greenpeace. Pero oír del presidente del Tribunal unas palabras que confirman lo que denunciamos hace esos meses reconoce que exigimos lo justo.

Seguramente ni una sentencia penal ejemplar, ni una implacable exigencia de responsabilidades civiles a las empresas implicadas, nos reconciliaría con el medio ambiente. Si lo haría si tuviéramos la seguridad de que nunca más veremos el mar teñido de negro, de que nunca más los que contaminen no paguen por ello y, lo más importante, si cambiáramos el modelo energético. Porque, si no, el petróleo seguirá contaminando el mar, el aire y el planeta.

Por eso, cuando trabajas en Greenpeace lo haces convencido de que ganar todas las campañas es posible. De que la defensa del medio ambiente tiene que ganar por encima de cualquier interés económico, personal o político.

Que la sentencia no se convierta en un referente para la Justicia ambiental no ayuda al medio ambiente. Por este motivo y por otros muchos "otro Prestige es Posible”. Es posible cuando en el Gobierno se encuentran algunas de las personas que gestionaron y provocaron la marea negra del Prestige, como el actual presidente de Gobierno. Es posible cuando todas las leyes que aprueba y promueve este Gobierno impiden a España avanzar hacia un modelo energético independiente del petró leo y sostenible para la sociedad y el medio ambiente, porque sigue defendiendo los intereses económicos de las compañías energéticas.

Por eso en Greenpeace sabemos que solo la independencia política y económica que tenemos gracias a nuestros 100.000 socios nos permite decir alto y claro lo mismo ahora y hace diez años, y que continuaremos luchando para que todos los responsables se sienten en todos los banquillos, poniendo nombres sobre la mesa y demandando el sistema energético que queremos, no el que nos imponen.

Gracias, Juan Luis Pía, sus palabras nos animan a continuar. Nos animan a resistir ante los que destrozan el medio ambiente, a seguir denunciando, a seguir luchando.Que el Prestige sea el último Prestige. Consigámoslo. Entre todos.

Raquel Montón (@RaquelMonton), responsable de Energía, e Isabel Rivera (@Isariveraruiz), coordinadora de comunicación.