Tasiilaq
Tasiilaq, un pequeño pueblo perdido en el sur de Groenlandia al que sólo se llega por mar o por aire.

Hoy, finalmente, hemos alcanzado nuestro destino: Tasiilaq, un pequeño pueblo perdido en el sur de Groenlandia al que sólo se llega por mar o por aire. El núcleo urbano está construido en la ladera de una montaña salpicada de pequeñas casas de colores. El puerto (uno de sus dos puntos de contacto con el exterior) es el lugar más animado del pueblo, después del bar o la pizzería, pero en las calles también se respira movimiento. Por todas partes hay niños montando en bicicleta, jugando al fútbol, pescando... Tienen que aprovechar ahora que el día es largo. El otro rasgo característico de Tasiilaq son los perros de trineo, que como es verano y no tienen nada que hacer, se pasan el día ganseando y aullando. El  ambiente frío y un poco nublado hoy, no puede ser más misterioso.

Hemos llegado en helicóptero y hemos ido directos al barco, a reunirnos con la tripulación del Arctic Sunrise. El barco era un hervidero: los científicos que han participado en la fase anterior de la expedición dejan paso a los nuevos equipos de expertos en deshielo que han llegado cargados de material para tomar muestras, instalar radares y cámaras fotográficas y analizar los resultados obtenidos. La bodega-almacén del barco está abierta (eso significa que la cubierta está literalmente partida en dos) y la grúa no deja de trabajar para cargar todo el material. Los científicos que integran los nuevos equipos se instalan en el barco y toman literalmente posesión de la bodega como cuartel general.

Poco a poco va llegando el resto de la nueva tripulación: un fotógrafo alemán, un periodista y un cámara que trabajan para la televisión india, un equipo de la CNN y nosotros. Hacia las seis, hora de cenar en el barco, parece que ya estamos todos y organizamos el primer encuentro informal para planificar el día de mañana, cargado ya de actividad.

A primera hora abandonaremos el puerto para dirigirnos al fiordo Sermilik en el que, una vez alcanzado el punto que nos indiquen los científicos, tomaremos datos sobre la temperatura del agua, su salinidad y su turbulencia. Posteriormente, por la tarde, sobrevolaremos el glaciar Helheim y aterrizaremos en una de sus laderas para revisar los instrumentos que están monitorizando su retroceso y tomando fotos de sus colapsos y desprendimientos.

Esta fase de la expedición va a dedicarse a estudiar, por un lado, la contribución a la aceleración del deshielo de las aguas cálidas provenientes de zonas subtropicales y, por el otro, la dinámica de aceleración del retroceso del glaciar y la relación entre desprendimiento de un gran iceberg, aumento de la velocidad de desplazamiento del glaciar e intensidad del tsunami o terremoto marino provocado por este desprendimiento. El trabajo de esta fase de la expedición pretende responder a las siguientes cuestiones:

1)¿Hay agua cálida subtropical que llega a estar en contacto directo con los glaciares de la zona?
2)¿Qué procesos determinan la variabilidad de las condiciones del océano en la zona final del glaciar?

Después de la reunión nos quedamos charlando con algunos miembros de la tripulación, algunos viejos conocidos y caras nuevas y amigables que nos cuentan lo que han estado haciendo en los últimos dos meses. Después de sus historias sobre lagos y ríos glaciares, viajes en canoa por las aguas heladas del Ártico y encuentros con osos polares todavía estamos más emocionados. Seguros de que mañana va a ser un gran día pero hay que acostarse pronto porque si algo caracteriza a los barcos de Greenpeace es que hay que madrugar.

Aida Vila, campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace España