La reunión climática de este año tiene dos objetivos principales: la firma del segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto y el establecimiento de un plan de trabajo para la firma, en el año 2015, de un nuevo acuerdo climático internacional.
Según los científicos es esencial reducir drásticamente las emisiones por lo que tanto la nueva fase del Protocolo de Kioto como el trabajo previo a la firma del acuerdo global deben tener entre sus prioridades un aumento de los compromisos de reducción de emisiones. Lo que no parece nada fácil cuando hasta el líder climático de antaño -la UE- llega a la cumbre de Doha con un objetivo insignificante gracias al papel deplorable que países como España han jugado en el debate europeo.
Según la Agencia Europea de la Energía (www.eea.org), el 20% de reducción de emisiones para 2020 asumido por la UE ya está alcanzado y, de acuerdo con informes de gran variedad de instituciones entre las que se encuentra la Comisión Europea, es muy recomendable asumir nuevos compromisos de reducción de emisiones, por el clima, por la economía y para que la UE sea tomada en serio cuando pida ambición al resto de las partes de la negociación.
En este sentido ha estado debatiendo la UE en los últimos meses: la adopción de un compromiso de reducción de emisiones del 30% para 2020, una Directiva de Eficiencia Energética con objetivos obligatorios para los Estados Miembros o las directrices para crear un mercado europeo de la energía limpia para cumplir el objetivo europeo de reducir las emisiones entre el 80 y el 95% en el año 2050, son algunos ejemplos de herramientas para aumentar la ambición.
Unos debates que poco han debido interesarle al ministro Arias Cañete, porque siempre se le olvidan cuando le preguntan por esta cuestión. En las declaraciones de ayer, sobre el compromiso de España en la lucha por el clima, el señor ministro vuelve a tener serias lagunas que yo, que tomo rabos de pasa, le puedo ayudar a rellenar:
El señor ministro comenta la necesidad de reducir las emisiones y de establecer una hoja de ruta a 2020 pero se refiere sólo a un objetivo (insuficiente) aprobado para los sectores difusos (no integrantes del sistema de comercio de emisiones de la UE) y olvida lo más indispensable: una reforma de la política energética y el apoyo -que otros países ya han hecho público- a la Comisión Europea en su propuesta de reforzar el sistema europeo de comercio de emisión.
Entre las acciones de los primeros meses de gobierno que destaca el ministro, también he detectado ausencias importantes, como la oposición al objetivo del 30% de reducción de emisiones para 2020, la aprobación de una moratoria de las primas a las renovables o la confirmación de la aplicación del principal causante del aumento de las emisiones en España, el Real Decreto del carbón. También se le olvida a Arias Cañete comentar que España ha omitido gran cantidad de las recomendaciones europeas en política energética o que en los debates sobre la Directiva Europea de Eficiencia energética en la que España se ha ganado el peor papel en la negociación.
También se le olvida al señor ministro la diferencia que hay entre cumplir Kioto o ignorar por completo el objetivo asumido en el protocolo -no superar un aumento de emisiones del 15% respecto a 1990- y comprar derechos de emisión para evitar la sanción.
A la vista está que el señor ministro no domina los remedios tradicionales: para la memoria rabos de pasa y para el clima reducciones de emisiones. Lo que sí que se le da bien es la oratoria, no me extraña nada que le hayan dado al ministerio un premio a la comunicación.
En Doha (Qatar), Aida Vila (@Aidavilar) , responsable de la campaña Cambio climático de Greenpeace España.
Más información:
- Salvar el clima y la economía. Demandas de Greenpeace para la cumbre de Doha
- Post 27/11/2012: COP18. Preguntas de los países más vulnerables para España